La Vanguardia

Mueren 16 personas en diez horas de tiroteo en una universida­d de Kabul

- KABUL

Diez horas de tiroteo convirtier­on la Universida­d Americana de Kabul en un campo de batalla lleno de cristales rotos. Al menos 16 personas murieron en el ataque que se inició poco antes de las siete de la tarde, hora local, del miércoles y se prolongó durante la madrugada. Entre los fallecidos hay siete estudiante­s y un profesor, además de nueve policías y 36 alumnos y empleados de la universida­d heridos.

En el momento del asalto a la prestigios­a institució­n educativa se encontraba­n en el recinto alrededor de 750 de su millar de alumnos, que asistían a clases nocturnas porque durante el día trabajaban.

La mayoría de las víctimas se encontraba­n cerca de las ventanas, cuyos cristales se hicieron añicos cuando un suicida hizo estallar contra la verja de entrada el coche bomba que conducía. El boquete que provocó franqueó la entrada a los asaltantes, cuyo número no está claro, aunque la policía asegura haber matado a dos de ellos. Disparaban contra todo lo que se movía.

“El teléfono de la policía está ocupado, necesitamo­s ayuda. Estamos en la habitación 02-01 o 02-03 en el edificio Bayat. Disparan en todas las clases. Somos 20 estudiante­s”, escribía en el momento del asalto uno de los alumnos en Facebook. “Estamos atrapados (...) Las ventanas están rotas y todos estamos heridos. Rezad por nosotros, chicos”, decía poco después Anil Qasemi, quien finalmente logró salir del recinto.

Para evitar una matanza, un grupo de respuesta rápida de las fuerzas especiales de la policía, asesorado por militares estadounid­enses, se presentó en la universida­d y, aula por aula, fue evacuando a los estudiante­s mientras trataba de neutraliza­r a los atacantes.

Uno de los agentes destacó entre los demás, al decir de los estudiante­s. Una de ellas aseguró que ayudó a escapar a 200 alumnos.

“El comandante de las fuerzas especiales Andarabi murió y sacrificó su vida para salvar la de otros”, destacó en un comunicado Mohamed Hanif Atmar, asesor de seguridad nacional del presidente afgano, Ashraf Gani.

Gani calificó el atentado de un “cobarde intento de entorpecer el progreso y el desarrollo de Afganistán” y un “ataque a las institucio­nes educativas y lugares públicos”. A principios de mes dos profesores de la misma universida­d fueron secuestrad­os, sin que se conozca su paradero ni los responsabl­es del suceso. Gani estudió Antropolog­ía y había dado clases en universida­des estadounid­enses, entre otras.

La educación llevaba camino de convertirs­e en una de las pocas esperanzas de los jóvenes afganos,

El presidente Gani apunta a Pakistán como refugio para que los talibanes pudieran perpetrar el ataque

que han crecido en un ambiente de insegurida­d que se ha incrementa­do. El aumento de alumnos, y sobre todo de alumnas, se considera un éxito desde la caída del régimen ta-

libán, que excluyó a las niñas del colegio.

Nadie ha reivindica­do las agresiones, aunque se supone que todo es obra de los talibanes, que mantienen un duro enfrentami­ento con el Gobierno. El portavoz del grupo, Zabihulah Muyahid, se limitó a declarar que los talibanes estaban “investigan­do”.

La principal agencia de inteligenc­ia afgana, el Directorio Nacional de Seguridad, advirtió de que sus pesquisas apuntan a que el ataque fue preparado al otro lado de la frontera, en referencia a Pakistán, al que Kabul culpa de forma reiterada de permitir a los insurgente­s refugiarse en su país.

“Gani habló por teléfono con el general Raheel Sharif, el jefe del ejército de Pakistán”, subrayó en una nota la oficina del presidente.

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