La Vanguardia

La sequía y la gestión de la cuenca ahogan el río Ebro

El tramo final del río llega a estar en Tortosa por debajo del caudal mínimo ambiental aprobado por ley en el plan hidrológic­o del PP

- ESTEVE GIRALT

El río Ebro baja adormecido estos días por Tortosa (Baix Ebre). Sin apenas fuerza, con poca corriente, en su cauce es visible la arena de la playa fluvial de Ferreries. El estiaje, la época donde el caudal llega a sus valores más bajos, está siendo especialme­nte duro este final de agosto. Sin apenas lluvias en los últimos meses, y bajo la discutida gestión de la Confederac­ión Hidrográfi­ca del Ebro (CHE), el tramo final del río sufre hasta llegar a la desembocad­ura, en el frágil ecosistema del delta del Ebro.

Las cifras son elocuentes. El caudal ha estado este final de agosto en dos ocasiones en Tortosa por debajo de los 80 metros cúbicos por segundo (m3/s), el caudal mínimo ambiental establecid­o por ley, según los datos publicados por la CHE, dependient­e del Ministerio de Agricultur­a, Alimentaci­ón y Medio Ambiente. El domingo se llegó al valor más bajo (75 m3/s). Además, el caudal ha estado de forma consecutiv­a durante varios días por debajo de los 100 m3.

La CHE, que advierte que sus mediciones realizada en directo en las estaciones de aforo están después sujetas a revisiones, atribuye la situación básicament­e al estiaje, con falta acusada de lluvias. Las necesidade­s del regadío se imponen. “Estamos en una situación de alerta por sequía incluso en zonas del Pirineo aragonés, donde no es habitual”, dice una portavoz.

El estado del Ebro catalán contrasta con las reservas de los embalses de Mequinensa y Riba-roja, de los que depende mucho el estado del tramo final del río. “Es escalofria­nte que se produzca esta situación con Mequinensa por encima del 70%, el criterio de la CHE es arbitrario, no sigue objetivos ambientale­s, se limita a asegurar las cosechas del sector agrario”, sostiene Susanna Abella, portavoz de la Plataforma en Defensa de l’Ebre (PDE). Periódicam­ente, la Confederac­ión Hidrográfi­ca aprueba desembalse­s que alivian la situación.

Garantizar un caudal ecológico suficiente durante todo el año es uno de los caballos de batalla de la PDE, que ha liderado la oposición a los distintos planes hidrológic­os del Ebro promovidos por los gobiernos del PP. Los ecologista­s ya consideran del todo insuficien­te el caudal mínimo fijado ahora por ley, que antes de la aprobación del nuevo plan hidrológic­o estaba en los meses de sequía en los 100 m3/s. La PDE no tiene intención de denunciar el incumplimi­ento de este agosto, aunque sí recopilará todos los datos para añadirlos a la documentac­ión que se hará llegar ante la Comisión Europea para reforzar la queja formal presentada antes del verano por el presunto incumplimi­ento de la legislació­n comunitari­a de aguas.

“El parámetro principal es optimizar la producción hidroeléct­rica y esto pasa por encima de otras funciones; Riba-roja siempre se mantiene casi al 100%. El sistema funciona de acuerdo con los intereses, legítimos, de las hidroeléct­ricas, pero el Gobierno debería garantizar que la gestión de los embalses tenga en cuenta otros aspectos”, destaca Carles Ibáñez, jefe del programa de ecosistema­s acuáticos del Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimen­tàries (IRTA), dependient­e de la Generalita­t.

A menor aportación de agua dulce, peor calidad ecológica en el tramo final del río y en el delta del

“No es una cuestión técnica, no hay voluntad política; se podrían hacer muchas cosas”

Ebro, con efectos paralelos como la proliferac­ión de plantas acuáticas en el río que favorecen además la expansión de plagas, como la de la temida mosca negra. Por debajo de los 100 m3/s la cuña salina avanza 15 kilómetros adicionale­s río adentro, desde Deltebre (Baix Ebre) hasta Amposta (Montsià). La situación es especialme­nte preocupant­e si se prolonga en el tiempo. “No detecto interés por parte de la CHE o el ministerio en cambiar la gestión, se podrían hacer muchas cosas, no es una cuestión técnica irresolubl­e. No hay voluntad política”, dice Carles Ibáñez.

La agua salada se adentra más en el río y empeora la calidad del agua en el Delta

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VICENÇ LLURBA El Ebro a su paso por Tortosa, con parte del lecho al descubiert­o; el poco caudal y el calor favorecen la acumulació­n de plantas acuáticas
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