El plan de Renzo Piano ante los seísmos
Renzi recurre al consejo de una leyenda de la arquitectura
Renzo Piano, una leyenda viva de la arquitectura moderna, está asesorando al primer ministro italiano, Matteo Renzi, sobre los planes de reconstrucción tras el seísmo de los Apeninos. Piano es partidario de lanzar un ambicioso plan, destinado a durar dos generaciones, unos 50 años, para garantizar la seguridad de los edificios en las extensas zonas de alta sismicidad y riesgo de erupción volcánica.
El arquitecto, que está a punto de cumplir 79 años, fue visitado el domingo, en su fundación de Génova, por el primer ministro y su esposa. Renzi quería pedirle consejo. Piano es favorable a reconstruir los núcleos destruidos en el mismo lugar, casa por casa, y de ubicar temporalmente a los vecinos en casitas prefabricadas de madera, montadas en la zona más próxima posible.
El hombre que empezó su carrera proyectando el Centro Pompidou de París no tiene todavía un encargo formal del Gobierno y quizás no llegue a recibirlo, pero su autoridad profesional y moral hace que su presencia sea constante estos días en la prensa y la televisión. Su condición de senador vitalicio –honor que le concedió el presidente Giorgio Napolitano en el 2013– le obliga aún más a comprometerse. De hecho, su despacho en Roma –la sala G124 del palacio Giustiniani, en la Cámara Alta– se convirtió desde su nombramiento en un singular laboratorio de arquitectura y urbanismo desde el cual promueve proyectos de rehabilitación de las periferias urbanas, su gran obsesión. Su sueldo íntegro como parlamentario lo dedica a pagar a los jóvenes arquitectos que trabajan en la iniciativa.
Ayer, en declaraciones a la RAI News 24, Piano insistió en que “Italia debe dar prueba de seriedad” y afrontar la reconstrucción tras el seísmo “con método”. El arquitecto insistió en que existen los recursos intelectuales y empresariales para hacerlo. Además, explicó que las obras “darán oxígeno inmediato” a las comunidades afectadas y serán un factor de dinamismo económico.
El Gobierno de Renzi está ya casi decidido a seguir las ideas de Piaen no. El objetivo es que las aproximadamente 2.500 personas que han perdido su hogar no pasen más de un mes en los campamentos de emergencia. Luego quizás deban vivir un periodo corto en hoteles pagados por el Estado, pero poco después ya podrán trasladarse a casas prefabricadas de madera –las de 40 metros cuadrados cuestan unos 55.000 euros– que se instalarán en áreas próximas a sus pueblos y en las que podrán habitar con comodidad durante los años que dure la reconstrucción de sus viviendas originales. Es lo que se hizo en Onna, una aldea perteneciente a L’Aquila, después del seísmo del 2009. En Onna, que contaba con 350 habitantes, hubo 41 muertos. Los vecinos todavía viven en las casas de madera, a un centenar de metros del pueblo. En mayo se inauguró la reconstruida iglesia, sufragada por Alemania –que invirtió 3 millones de euros–, como gesto de resarcimiento histórico por 18 lugareños masacrados por las tropas nazis en 1944, durante la II Guerra Mundial.
Además del reto logístico de la reconstrucción, a los pueblos devastados por el terremoto les aguarda un largo litigio jurídico, ya que las fiscalías competentes quieren mirar con lupa los daños y dirimir responsabilidades. Cada día que pasa crecen las sospechas sobre errores y desidia. Se ha sabido,
UNA TRANSICIÓN DIGNA Se levantarán casas de madera provisionales, muy cerca de los pueblos
CEREMONIA CON POLÉMICA Hoy tendrá lugar el funeral en Amatrice, la ciudad con más alto número de víctimas
por ejemplo, que el campanario de la iglesia de Accumoli –que se desplomó y mató a una familia de cuatro miembros que vivía a lado– no fue restaurado plenamente para resistir terremoto. Parte del dinero se usó para mejoras en el interior del templo. Tampoco la escuela de Amatrice rehabilitada lo fue con rígidos criterios antisísmicos. El municipio, al parecer, no lo exigió a la empresa constructora. Si los fiscales hurgan a fondo, muchos saldrán salpicados.
Ayer hubo polémica sobre el funeral que debe oficiarse esta tarde por las víctimas de Amatrice y Accumoli. En un principio se decidió celebrarlo, por razones logísticas, en Rieti, la capital de la provincia, a una hora de coche. Pero la airada protesta de los vecinos y del alcalde obligó a cambiar de planes, por orden de Renzi, y organizarlo, aunque sea de manera precaria, en la propia Amatrice, la ciudad con el saldo más elevado de víctimas.