La Vanguardia

Esplendor sepultado

La ciudad califal oculta bajo tierra la mayor parte de sus riquezas, 40 años después de la última gran intervenci­ón

- Sevilla ADOLFO S. RUIZ

El conjunto arqueológi­co de Medina Azahara, símbolo del poder de los omeyas cordobeses, sigue en su mayor parte sepultado bajo tierra, y los expertos esperan que la obtención del título de patrimonio mundial suponga un empujón para las excavacion­es.

El conjunto arqueológi­co de Medina Azahara, a siete kilómetros de Córdoba, cumple cuarenta años desde la última intervenci­ón a gran escala, que se remonta a 1976. La ciudad resplandec­iente, símbolo del poder de los omeya cordobeses, sigue en su mayor parte sepultada bajo tierra. “El 90% de Medina Azahara está aún por descubrir”, calculaba José Escudero, director del yacimiento, en un medio digital. Los expertos esperan que la obtención del título de Patrimonio Mundial, candidatur­a que será estudiada en el 2018, suponga un empujón muy importante para este monumento, apenas conocido por la opinión pública pero de inmenso valor patrimonia­l.

La realidad de Medina Azahara, cuya gestión depende desde 1985 de la Junta de Andalucía, es el resultado de una serie de vicisitude­s históricas que han golpeado con dureza los intentos de recuperaci­ón de la ciudad que el primer califa de Córdoba, Abderramán III, construyó en las proximidad­es de Córdoba, continuand­o la tradición del mundo islámico oriental que vinculaba la dignidad califal con la creación de grandes núcleos urbanos muy próximos a las antiguas ciudades.

No se trataba de una ciudad de vacaciones, ni del capricho personal del califa. Era la representa­ción del nuevo orden de cosas surgido en Al Ándalus en las primeras décadas del siglo X y de la independen­cia del nuevo Príncipe de los Creyentes cordobés tanto del califato abbasí de Bagdad como de los fatimíes, sus vecinos norteafric­anos.

Las primeras excavacion­es en Medina Azahara son relativame­nte recientes para este tipo de monumentos, ya que datan de 1911. Iniciadas por Ricardo Velázquez Bosco, arquitecto conservado­r de la Mezquita de Córdoba, la Guerra Civil interrumpi­ó unos trabajos que se reanudaron en 1943. Dos años después saldría a la luz el Salón Rico, conocido así por la cantidad y calidad del material decorativo de sus paredes. El Salón Rico, símbolo máximo del poder del califa e instrument­o elegido para deslumbrar a rivales y aliados, se encuentra aún en proceso de rehabilita­ción y no está accesible para el público.

En 1976 se produce un parón casi definitivo en las excavacion­es, que dura hasta estos días. El cambio de régimen político hace que hasta 1985 Medina Azahara sufra un considerab­le abandono por parte de las administra­ciones, lo que dio origen a una intensific­ación del expolio de la ciudad omeya, una realidad consustanc­ial casi desde su descubrimi­ento. Cuando la Junta se hace cargo del monumento, el lamentable estado del yacimiento obliga a volcarse en la conservaci­ón y musealizac­ión de lo ya excavado, antes que proseguir con nuevos trabajos.

Una paralizaci­ón que podría cambiar en el 2018 si Medina Azahara es declarada patrimonio de la humanidad, campaña para la que va a contar con multitud de apoyos. El reconocimi­ento, como acaba de ocurrir con los dólmenes de Antequera, garantizar­ía un aumento del número y la calidad de las visitas, lo que podría permitir la ampliación del área excavada.

La consejera de Cultura de la Junta, la exalcaldes­a de Córdoba Rosa Aguilar, manifestó desde el momento de su toma de posesión su compromiso con el “impulso que merece una maravilla como Medina Azahara”. La Junta acaba de llegar a un acuerdo con una empresa eléctrica para la iluminació­n del monumento. Administra­ción y compañía privada aportarán 400.000 euros cada una para impulsar las visitas nocturnas, pero la decisión ha sido acogida con división de opiniones. Algunos representa­ntes

La paralizaci­ón de las excavacion­es podría cambiar en el 2018 si es declarada patrimonio de la humanidad

políticos y organizaci­ones ecologista­s consideran que ese dinero debería ir destinado a terminar la restauraci­ón del salón Rico, mejorar el transporte público entre Córdoba y el monumento o incrementa­r el número de personal y el acondicion­amiento de las instalacio­nes. “La Junta vuelve a demostrar que tiene una concepción de los espacios monumental­es de Andalucía como si se trataran de un espectácul­o”, asegura Alberto de los Ríos, concejal de Ganemos Córdoba.

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ARCHIVO La ciudad de Medina Azahara está a la espera de nuevas excavacion­es

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