Suicidas criminales
Un suicida con un coche bomba provoca la muerte de 71 personas y heridas a 98
Cinco terroristas con cinturones explosivos se infiltran en la celebración de una boda y causan una matanza en Ain Tamer, en la provincia iraquí de mayoría chií de Kerbala.
Cuando el intrincado conflicto armado de Siria estaba a punto de cumplir cinco años, comenzó la guerra de Yemen. Una guerra en la que también se enfrentan diversos poderes regionales e internacionales, grupos suníes y chiíes, belicosas tribus, toda suerte de milicias y las organizaciones terroristas yihadistas cada vez más potentes como el autodenominado Estado Islámico y Al Qaeda. Un atentado suicida con coche bomba, reivindicado ayer por el EI, causó la muerte de 71 personas y heridas a 98.
El mortífero atentado se produjo en Adén, capital de la antaño llamada Cuba de Oriente Medio en alusión al régimen marxista de Yemen del Sur existente en la década de los sesenta antes de unirse con el norte.
El ataque terrorista fue perpetrado en un complejo militar en el que se reclutaban soldados del ejército gubernamental. Los reclutas, una gran parte de las víctimas mortales, estaban ultimando sus inscripciones para encaminarse a combatir contra los rebeldes hutíes del norte.
El terrorista suicida se precipitó con su vehículo sobre los congregados en el pabellón militar e hizo estallar su carga mortal.
Las fuerzas armadas gubernamentales luchan contra los rebeldes hutíes, establecidos en Saná, la capital de la república, de la que expulsaron al presidente y a sus ministros. Abdel Rabo Mansur Hadi, con la ayuda de una coalición encabezada por el reino de Arabia Saudí, pudo recuperar barrios de Adén que estaban en manos de los rebeldes, que continúan haciendo la guerra con el respaldo de Irán. Pero Arabia Saudí, el país mas rico de la península arábiga, no consigue dominar el país más pobre de la mítica Arabia Felix en cuya guerra ya han muerto cerca de siete mil personas y dos millones y medio han sido desplazadas.
Todas las iniciativas diplomáticas para poner fin a esta guerra, como ocurre con la de Siria, han sido vanas. En la ultima tentativa del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, se proponía la evacuación de los hutíes de Saná a cambio de participar en un gobierno de unidad nacional. Los rebeldes, por su parte, exigen el final de los mortíferos bombardeos de la aviación saudí y el asedio a sus localidades como condición para negociar.
Como ocurre en Siria, la situación es extremadamente complicada. El anterior presidente Ali Abdalah Saleh, aliado de Estados Unidos en su guerra contra el terrorismo internacional, que tuvo que dimitir forzado por la revolución de las primaveras árabes del 2011, y del que el actual presidente, Mansur Hadi, era su subordinado, forma parte ahora de la oposición hutí que se ha rebelado contra la autoridad gubernamental, protegida por la Administración Obama.
En esta caótica situación ni la gran ofensiva saudí Tempestad de la Firmeza, ha logrado sus objetivos, ni los rebeldes hutíes son capaces de controlar todo el territorio del país.
Yemen fue siempre un objeto de deseo, una preocupación de la estrategia defensiva de Arabia, que en la década de los sesenta se enfrentó con el Egipto de Naser para dominarlo.
Es terreno abonado para la acción terrorista y para las frágiles alianzas entre grupos con intereses divergentes, en donde el Estado Islámico y Al Qaeda avanzan día a día.
El vehículo estalló en la ciudad de Adén junto a una oficina de alistamiento repleta de aspirantes