La lucha por una red neutral
La nueva legislación europea no satisface a los usuarios
El pasado 25 de agosto, el grupo de la UE a cargo de regular las comunicaciones electrónicas (Berec) –formado por representantes de todos los estados miembros– aprobó el texto definitivo que regulará las bases de implementación del principio de neutralidad de internet, al que había dado luz verde el Parlamento Europeo (PE) en la legislación votada el pasado 27 de octubre. Se trata de algo controvertido y complejo, pues es un tema con muchas caras y que afecta a actores diversos, que tienen intereses distintos: los provedores de acceso a internet (ISP), los provedores de contenidos, aplicaciones y servicios on line (CPA) y los usuarios finales, los internautas.
Tal y como recoge el reglamento aprobado ahora, se mezclan cuestiones relativas a la competencia, la transparencia, los derechos y la protección de los consumidores, la libertad de expresión y también la privacidad de los internautas.
Además, alrededor de internet existe un activismo militante –encarnado en plataformas como Save the internet– que siempre ha estado muy atento a cualquier intento por parte de los gobiernos y las grandes empresas de telecomunicaciones de desviar a la red de los propósitos para los que nació: propiciar el libre intercambio de conocimiento. El Berec abrió en junio un periodo de consulta pública, que finalizó el 18 de julio, durante el que recibió medio millón de propuestas. Con todo, los activistas no están satisfechos, y una vez se conoció la legislación que aprobó el PE en octubre, ya consideraron que su redactado era demasiado vago y que dejaba demasiado margen de maniobra a los proveedores de acceso.
Brevemente, el reglamento dice que la neutralidad de la red consiste en que ningún proveedor puede bloquear, ralentizar, discriminar, degradar, interferir, alterar o restringir el acceso a ningún contenido, aplicación o servicio online en función de sus propios intereses.
De todos modos –y de aquí las quejas de los usuarios– el reglamento contempla una serie de excepciones (ver recuadro) bajo las cuales los ISP sí pueden alterar esta neutralidad, y lamentan que Europa no haya seguido el ejemplo de EE.UU., cuya legislación creen que es mucho menos permisiva.
EE.UU. aprobó su regulación en febrero del año pasado. Los ISP apelaron ante un tribunal federal al considerar que la ley era demasiado invasiva y ahí se produjo la que, quizás, es la gran diferencia entre la leyes estadounidense y europea. El tribunal estableció en su sentencia que internet es un servicio público y que, como tal, este debe estar sujeto a regulación.
En opinión de Jordi Serra, profesor de la UOC, el acceso a internet es un servicio público del mismo modo que lo es el acceso al sistema de distribución de agua. “No pagamos por el agua, pagamos para que alguien nos la haga llegar hasta casa. Con internet pasa lo mismo. Nosotros pagamos por el coste que supone que alguien nos proporcione acceso a internet desde nuestra casa, pero no por que nos haga llegar unos u otros contenidos”, opina Serra. Y pone otro ejemplo: “Es parecido a lo que sucede con la TDT. Internet sería como las ondas por las que se emite la televisión. Son los gobiernos los que dan licencias a los operadores para que puedan emitir bajo unas determinadas condiciones y a cambio e un canon. Si los estados regulan la TDT, ¿por qué no deberían poder regular internet?,
PODER PARA LOS ISP Los operadores podrán limitar el tráfico en caso de congestión ¿SERVICIO BÁSICO O NO? En EE.UU. se considera el acceso a internet un servicio público, en Europa no
se pregunta Serra. El reglamento europeo admite que internet ha sido un elemento imprescindible “para promover el crecimiento económico y la innovación, y por eso el reglamento persigue el libre flujo de información en defensa de la libertad de expresión y del pluralismo”. Nada se dice de que el acceso a internet sea un servicio de primera necesidad.
Lo que motivó la apelación de los ISP estadounidenses fue la prohibición de que estos pudieran suscribir un acuerdo comercial con, por ejemplo, YouTube o Facebook, por el cual, a cambio de una contraprestación económica, los contenidos de estas redes sociales se cargaran más rápido en los navegadores de los usuario. Son los llamados canales rápidos. El documento de la UE no dice nada de los canales rápidos, aunque su prohibición se pueda sobrentender del espíritu general del reglamento y del principio first-come-first-serve (el primero que llega es el primero al que se sirve) que sí lo recoge. En cambio sí se habla de los llamados “servicios especializados”, otro de los caballos de batalla de los activistas pro neutralidad de la red. Este tipo de servicios son aquellos que por la naturaleza de sus contenidos o bien necesitan más ancho de banda o “canales optimizados”. El temor de Save the internet es que los servicios especializados sean el modo en que los ISP creen un “internet de dos velocidades”, uno rápido para clientes premium que lo puedan pagar, y otro donde vaya a parar todo lo demás, con lo que, por ejemplo, una startup con pocos recursos se podría ver en desventaja respecto a una gran empresa. Una vez más, el reglamento limita la creación de estos servicios, pero sí los permite bajo determinadas condiciones.
Por último, el reglamento también pone límites, pero tampoco sin prohibirlas del todo, a las políticas de tarifa cero en el acceso a internet con dispositivos móviles. Se trata de una práctica promocional común entre los proveedores: consiste en no cobrar por el consumo de datos que se hace al usar determinadas apps. En su aplicación más extrema, cuando el usuario ha consumido todo su cupo de datos, baja la velocidad de acceso, excepto para las apps, páginas o servicios cubiertas por esa tarifa cero. El reglamento permite ese tipo de tarifa siempre que se use como método de promoción comercial y por un periodo de tiempo limitado. Cuando el usuario haya consumido todos sus megas, el proveedor deberá bajar la velocidad para cualquier página, aplicación o servicio, incluidas aquellas que estaban cubiertas por la tarifa cero.
La creación de algunos servicios puede llevar a un internet de dos velocidades