Michael Noonan
MINISTRO DE FINANZAS DE IRLANDA
El responsable de las cuentas irlandesas prefiere dejar de cobrar 13.000 millones de euros en impuestos a Apple –el presupuesto anual de Sanidad– a que se cuestione su política fiscal, que compite ilegalmente con la UE.
Lejos de alegrarse por una decisión que condena a una empresa a pagarle 13.000 millones de euros –el equivalente a su presupuesto anual para Sanidad–, el Gobierno de Irlanda anunció ayer que va a recurrirla ante los tribunales, como también piensa hacer Apple. “Es necesario, para defender la integridad de nuestro sistema fiscal, velar por la seguridad fiscal de los negocios y desafiar la intromisión de las normas europeas de ayudas de Estado en la soberana competencia de los estados miembros en fiscalidad”, adujo el ministro de Finanzas, Michael Noonan, que niega haberle concedido ventajas fiscales ilegales. Para Dublín, está en juego un modelo fiscal muy criticado por sus socios europeos pero que ha servido de imán a numerosas multinacionales y, aunque apenas ha producido ingresos fiscales, ha creado empleo. Apple, que desembarcó en Irlanda en los ochenta, tiene allí 5.500 empleados y planea contratar otros 1.200 para sus instalaciones de Cork y Athenry. En una reacción que sonó a chantaje, ayer advirtió a la UE que debe elegir entre impuestos y puestos de trabajo. El caso “tendrá un profundo daño en la inversiones y la creación de empleo en Europa”. “Estamos en la extraña posición de que se nos pida pagar impuestos retroactivamente a un Gobierno que nos dice que no le debemos nada más”, resumió Tim Cook.