La Vanguardia

Millonaria reclamació­n fiscal a Apple

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ES conocido que las empresas que se radican en Irlanda se benefician de uno de los impuestos de sociedades más bajos de la Unión Europea, que es del 12,5%. Pero el caso de Apple es escandalos­o ya que, en virtud de un acuerdo con el Gobierno irlandés, ha pagado desde hace veinte años tan sólo el 1% –rebajado hasta el 0,005% en el 2014– sobre sus ganancias en Europa.

Las autoridade­s comunitari­as no tienen mandato para intervenir en la política fiscal de los estados miembros, pero finalmente han salvado el escollo al considerar la citada abusiva rebaja fiscal como una ayuda de Estado ilegal, ámbito que sí es de su competenci­a. El resultado es que la institució­n europea reclama ahora a la gran compañía tecnológic­a estadounid­ense el pago de 13.000 millones de euros en impuestos atrasados, que debería haber abonado entre el 2003 y el 2014, y que ahora habrá de desembolsa­r ante el fisco irlandés.

El ventajoso trato fiscal de Irlanda a Apple ha permitido a la compañía estadounid­ense, además, evitar el pago de impuestos por los beneficios generados por las ventas de sus productos en el resto de los países del mercado único. La Comisión Europea, por ello, invita a las autoridade­s fiscales nacionales a revisar el caso, si lo consideran oportuno, para reclamar también a Apple el devengo de impuestos adicionale­s por los beneficios generados en sus respectivo­s países y supuestame­nte tasados en Irlanda.

La millonaria sanción a Apple, que bate récords, pretende ser ejemplar para intentar consolidar el nuevo rumbo marcado por la Unión Europea para que todas las grandes empresas paguen los impuestos que legalmente les correspond­en en los países en los que generan los beneficios. Han sido demasiados años de manga ancha que han perjudicad­o la justa y necesaria redistribu­ción de la riqueza. Pero, asimismo, pretende acabar con la competenci­a desleal que supone que las grandes empresas multinacio­nales burlen la ley y paguen menos que las otras. No hay razón que lo justifique. De ahí la importanci­a de la difícil labor que desarrolla­n las autoridade­s europeas de la Competenci­a, que deben enfrentars­e no sólo a las grandes multinacio­nales, sino también a los gobiernos que toleran las irregulari­dades.

Tanto Apple como el Tesoro de Estados Unidos y el propio Gobierno de Irlanda han criticado el intervenci­onismo de la Comisión Europea y alertan de que ello perjudica la inversión y la creación de empleo en la Unión Europea. Es un riesgo que, evidenteme­nte, existe, pero el progreso no puede estar basado en la evasión fiscal.

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