Procusto y la tila
Procusto vivía en las colinas de Ática y ofrecía su cama a los viajeros solitarios. Cuando el invitado dormía, Procusto lo inmovilizaba y, si resultaba ser más largo que la cama, recortaba las partes que sobresalían de ella: pies, manos o cabeza. Pero, si el viajero era bajito, tiraba de sus miembros hasta descoyuntarlo para adaptarlo a las medidas del lecho.
Hay en la visión más compartida de España, una obsesión uniformadora: sólo acepta la diferencia cuando es irrelevante. En épocas de dictadura, la amante española de Procusto amputaba sin contemplaciones piernas y lengua. Ahora bien, en épocas democráticas, el título de amante de Procusto corresponde a la brigada Aranzadi. Este término, acuñado por Enric Juliana, designa el poder invisible de los altos funcionarios del Estado. Amparándose en inercias administrativas y abusando de las normativas, los seguidores de Procusto han recentralizado lo que los estatutos descentralizaban. Han trabajado para neutralizar las diferencias y para convertir en papel mojado el pacto de la transición. Han provocado el naufragio de muchos acuerdos basados en la diversidad.
Sólo cuando todo es desolación deciden los contendientes aceptar la realidad
Han insistido en una visión parisina de las infraestructuras. Han allanado los diversos polos económicos para favorecer el Gran Madrid. Han incentivado una interpretación restringida de la Constitución.
Por reacción, en Catalunya se ha hecho fuerte otro amante de Procusto. Pretende que la compleja sociedad catalana se adapte a una cama construida sólo con el hilo de la historia romántica. Todos los países tienen derecho a un relato mítico (el unitarista castellano también lo es). Pero el romanticismo catalán tiene un defecto interno muy visible: no incluye los complejos filamentos humanos que se han ido entretejiendo desde 1714 hasta ahora. La pluralidad catalana no se adapta a la cama del nacionalismo catalán (ahora independentismo). De ahí que se insista en la abstracción histórica: permite cercenar de la realidad todo lo que no responde al esquema binario Catalunya versus España. La realidad, sin embargo, es como Teseo. Siempre vuelve. ¿Cómo venció Teseo a Procusto? Convenciéndole de tumbarse en su famosa cama. Quedó claro que Procusto no tenía las medidas que reclamaba a los demás. Entonces, Teseo lo afeitó a fondo. La realidad siempre afeita las ideas.
Se dice que es ridículo intentar un entendimiento de Catalunya con una España que no tiene interés en ello. Y ciertamente: la España de Procusto no quiere ceder un pelo. Y por consiguiente, la Catalunya de Procusto tampoco. Pero, puesto que ninguno de ellos cabe en su respectiva cama, un día aprenderán que lo más natural es la adaptación de las ideas a la realidad. Y no a la inversa. De momento, sin embargo, los dos Procustos todavía creen que pueden ganar la partida: por eso el curso arranca con previsiones tremendistas. Como cada temporada, los espectadores necesitaremos tila. La realidad sólo es aceptada cuando los contendientes, agotados, dejan tras de sí un paisaje de desolación.