La Vanguardia

Entrar en el armario

- Albert Gimeno

El Barça logró ayer cerrar su plantilla con el ansiado cuarto delantero. Paco Alcácer fue anunciado oficialmen­te nuevo jugador barcelonis­ta, cerrando un círculo que parecía una misión imposible. Al fin un delantero ha tenido a bien aceptar la oferta del Barça pese a saber que no será un fijo en la alineación y que tendrá por delante a esos tres seres interestel­ares que son Messi, Suárez y Neymar.

Es curioso que uno de los Barça más atractivos de la historia en consecució­n de títulos y de exhibición de juego tenga tantos problemas para convencer a los buenos jugadores. Sin duda algo tiene que ver que para seducir pesa como una losa que el club tenga esa inflación aplastante de estrellas que pueden cerrarle el paso a la alineación a jugadores que en otras latitudes serían figuras indiscutib­les.

Con Alcácer dentro del equipo Luis Enrique ha conseguido ordenar un fondo de armario que sobre el papel invita al optimismo, siempre y cuando las ideas del técnico sean compatible­s con el inevitable ego de aquellos que no conciben perderse ni un minuto sobre el césped. De todos modos, mirar al banquillo durante un partido en el que las cosas se atraganten no será tan dramático como lo sufrieron el año pasado los técnicos y los aficionado­s. Recordaba la pasada temporada al archiconoc­ido chiste de Eugenio cuando relataba las dudas de un hombre que se jugaba el cutis colgado de una rama en un precipicio y el arcángel San Gabriel le sugería que se soltara y que él ya le recogería. “Sí, sí –decía el angustiado caballero–, pero ¿hay alguien más?”. Así de desesperad­o estaba

Con Alcácer el Barça cierra sus refuerzos aunque sea a costa de pagar mucho y cobrar poco en traspasos

Luis Enrique el año pasado. Las cosas son diferentes en la actualidad. Denis Suárez, Umtiti, Digne, André Gomes, Alcácer, Rafinha y Arda Turan serán recambios con muchas prestacion­es. El club ha solventado la papeleta exigida por el técnico para evitar situacione­s dramáticas como el desplome que sufrió el equipo en el tramo final de la temporada. El problema que no solventa el Barça es el de la pericia a la hora de negociar. Quizás sea para disimular y no parecer muy catalanes pero la directiva actual mantiene los tradiciona­les tics de no saber vender, de hacerlo barato y de no leer correctame­nte el partido de la compravent­a. Ni el jugador que se ha vendido más caro, Bravo, ha satisfecho a los barcelonis­tas. No tengan dudas de que en condicione­s inversas el Barça hubiese tenido que pagarle al City los 40 millones de la cláusula.

Lo demuestran los números que han costado los fichajes de este año y lo cobrado en traspasos. Menos mal que sumamos puntos mejor que millones.

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