Beatrice Lorenzin
La ministra de Sanidad italiana retira una polémica campaña a favor de la fertilidad
MINISTRA DE SANIDAD DE ITALIA
Lorenzin (44) se ha ganado la reprobación del primer ministro, Matteo Renzi, por el tono de los anuncios publicitarios –muy cuestionados por los italianos– de una campaña de su ministerio destinada a promover la natalidad.
Podría afirmarse, dado el contexto, que la osada ministra ha optado finalmente por ese método tan tradicional como poco fiable de la marcha atrás. Agobiada por las críticas –y el tirón de orejas del propio Matteo Renzi– la titular italiana de Sanidad, Beatrice Lorenzin, ha retirado la campaña de anuncios destinada a promover la procreación entre sus conciudadanos. Los provocadores carteles que aparecían en internet han indignado a mucha gente, bien por su falta de sensibilidad, por su carácter ambiguo o por su patriotismo ramplón.
La campaña publicitaria estaba destinada a calentar motores de cara al Fertility Day o día de la fertilidad (a los italianos les encanta adoptar el inglés para casi todo), que debe celebrarse el próximo 22 de septiembre. La iniciativa responde a un problema muy real, la bajísima tasa de natalidad italiana, entre las más alarmantes del mundo desarrollado, lo cual comportará dificultades muy graves para el mantenimiento de las pensiones y del sistema sanitario.
El problema es que los creativos publicitarios de la campaña se excedieron en su imaginación. Hasta Roberto Saviano, el escritor y activista antimafia, un hombre de izquierdas, reaccionó como un resorte por lo que consideró una falta de respeto a las personas que padecen problemas de fertilidad.
“La belleza no tiene edad; la fertilidad sí”, decía uno de los eslóganes, al lado de una mujer joven que se tocaba la barriga y mostraba en la mano un reloj de arena. En otro cartel aparecía una cigüeña, en un nido, y este texto: “Actúa. No esperes a la cigüeña”. Otra imagen, alegórica, usada en la campaña era la de un grifo que goteaba. “La fertilidad es un bien común”, se advertía al público. Otro mensaje pseudopatriótico era el de dos zapatitos de bebé enlazados por una cinta tricolor (roja, blanca y verde, como la bandera nacional). “La Constitución tutela la procreación consciente y responsable”, afirmaba el anuncio. En un cartel muy ambiguo aparecían siete preservativos envasados, colgados de una cuerda con agujas de tender, como si fueran ropa, con un cartelito indicando cada día de la semana. El anuncio pretendía combatir las enfermedades de transmisión sexual pero, a la vez, invitaba a “defender cada día tu fertilidad”. El público podía preguntarse si era empujado a la contracepción o a lo contrario, a eludir el condón. Un verdadero embrollo. El último cartel también era singular: una colilla sostenida entre los dedos, pero que daba la sensación de un pene flácido. El texto no se quedaba corto. “No conviertas en humo los espermatozoides”, afirmaba.
El malhumor ante la campaña responde a diversos criterios. Hay quien la ha considerado un remedo de la propaganda fascista. Los más han criticado que se estén obviando las razones verdaderas por las que los italianos no tienen hijos: la precariedad laboral, los sueldos bajos, la falta de vivienda asequible y la dificultad, en general, para abrirse camino hacia un futuro estable.
Renzi, que tiene mucho olfato para estas cosas, comprendió lo ridículo de la campaña y reaccionó. “No sé de ninguno de mis amigos que haga un hijo porque ve un anuncio”, comentó, socarrón. Se distanció de la campaña y puso énfasis en que lo fundamental para aumentar la natalidad es crear trabajo, construir guarderías, facilitar los créditos. “Hemos tomado medidas fiscales pero se necesitan decisiones estructurales”, agregó.
Lorenzin –una tránsfuga que militaba en el partido de Berlusconi pero cofundó enseguida otro, para mantener su sillón ministerial, cuando il Cavaliere rompió la coalición– dio a luz gemelos en el 2015, a los 43 años. Su compañero es un alto ejecutivo de la RAI. En una entrevista, Lorenzin se declaró “muy afortunada” de haber podido ser una madre tan tardía, pero alertó de que fue una cuestión de suerte. “Que no me tomen como ejemplo”, suplicó a las mujeres italianas. Tal vez con la campaña ha querido superar su contradicción personal.
Beatrice Lorenzin fue madre de gemelos a los 43 años, estando ya en el Gobierno