Rebaño de corruptos
LLUÍS BONET MOJICA
Si bien aquellos eran otros tiempos, pues aún estaban marcados por un franquismo que simulaba encontrarse en periodo de transformación tras la muerte de Franco –sí, del Caudillo que dio un paso hacia delante cuando estábamos al borde del abismo–, la corrupción y el latrocinio desenfrenado siempre han estado latentes en esta sociedad tan proclive a la compra y venta de todo y de todos. Fue el periodista de investigación Manuel Cerdán quien cazó en París al espía Francisco Paesa, cuya esquela había aparecido en los periódicos el 2 de julio de 1998. Se trataba de un ex agente secreto de los GAL, enriquecido fraudulentamente y que, envuelto en un caso de extorsión, se vio obligado a huir del país. El periodista Cerdán publicaría el libro titulado Paesa, el espía de las mil caras.
Sabemos que la realidad puede ser la más apasionante de las ficciones. Autor de pequeñas pero relevantes maravillas fílmicas como Grupo 7 (2012), 7 vírgenes (2005) y especialmente la multipremiada La isla mínima (2014), el cineasta sevillano Alberto Rodríguez, que se mueve muy bien en el terreno del thriller salpicado de la realidad que suele rodearnos, indaga en el personaje de Paesa y –por supuesto– de Luis Roldán, ex director general de la Guardia Civil. En realidad tenía previsto rodar El hombre de las mil caras, pero la producción se vino entonces abajo. A Rodríguez siempre le ha parecido que Paesa era un gran personaje: “Desde que en los años setenta empieza en Guinea Ecuatorial con una inmobiliaria, hasta que se convierte en timador internacional. Es difícil saber qué historias contadas sobre él son ciertas y cuáles pura leyenda”.
¿Convertirán en película presuntamente documental unos hechos históricamente aún recientes, pero no muy conocidos por las nuevas generaciones? Este era el riesgo de El hombre de las mil caras, que tal vez no profundiza lo necesario en la historia real, pero tampoco cae en el falso documentalismo. Cabe admirar el rigor fílmico del director y el extraordinario elenco de actores liderado por Eduard Fernández (en el papel de Paesa) y con José Coronado recreando el único personaje que realmente no existió.