De pesca en río revuelto
Marc Márquez espera aprovecharse de la guerra en Yamaha para sentenciar el título
Como un pescador aguardando al agua turbia llega Marc Márquez al que considera el “GP de casa”, por la proximidad a su Cervera natal. El río que baja revuelto vuelve a ser el de sus principales rivales por el título, sus vecinos de enemistad irreconciliable, Jorge Lorenzo y Valentino Rossi, que viven un episodio más –ni más cruento, ni el último– de su larga rivalidad. Una guerra que puede beneficiar a Márquez en su camino hacia su tercera corona. El catalán, que lleva cuatro carreras sin ganar –su peor racha en MotoGP–, quiere empezar a dejar sentenciado el título en Alcañiz.
Un fin de semana que llega con ese aire recalentado de finales del verano, también en el paddock yen la pista. Volvían a encontrarse ante los medios Jorge y Valentino, después del intercambio verbal, feo y fuera de lugar, en la rueda de prensa de Misano posterior al triunfo de Dani Pedrosa. Entonces el balear acusó al italiano de hacerle un adelantamiento “demasiado agresivo”, y a partir de ahí se enzarzaron en un agrio “y tú más”. El miércoles, en un acto promocional del GP de Aragón con los ciclistas del Movistar Alejandro Valverde y Nairo Quintana, los dos pilotos de Yamaha hicieron que no se veían. Igual que ayer. Ni se miraron ni se saludaron. Sí lo hizo Marc con Rossi, que luego intentaba disimular sus bostezos mientras hablaba el catalán. Pero no ocultó su rostro serio, duro, gélido, cuando intervenía Lorenzo.
Jorge, cuestionado por un periodista italiano en busca de titulares, se volvió a referir a la trifulca de Misano: “No he cambiado de opinión, me reafirmo con más fuerza en lo que dije. Tuve que levantar para evitar caerme. Para tratarse de la segunda vuelta era muy agresivo. Luego vi la carrera repetida en casa y comprobé que hizo la trazada diferente en esa curva, no fue normal. No me gustó que se riera mientras yo hablaba y se lo reproché”, indicó el mallorquín, sin dar más importancia al deterioro de una relación ya inexistente “desde Sepang” (del 2015). “Si falta al respeto tengo que pararle los pies”, ratificaba Lorenzo, que no ha zanjado el asunto. “Si un piloto te adelanta limpio, le adelantas limpio; si no, se la devuelves”.
Rossi optaba por la sorna cuando le preguntaban cómo había visto por la tele aquella maniobra. “Pues muy bonita, una pasada preciosa; me ha vuelto loco”, contestó entre risas. En lo único que coincidía con su rival es en que su relación “desde la última carrera del 2015 ha seguido igual, cada uno con sus ideas”.
Márquez, mirando de reojo, intenta beneficiarse. “Mientras tengan ese pique y yo esté por ahí y me pueda aprovechar, perfecto. Yo miro (cómo se pelean)”, decía Marc, prudente. “Me puede beneficiar o perjudicar, según como se mire. Igual la competición crece entre ellos, tienen más ganas de quedar uno delante del otro y eso hace que la competencia conmigo sea mayor, porque ya han dicho que van a pelear por lograr más victorias”, reflexiona Marc, con el objetivo de gestionar lo mejor posible los 43 y 61 puntos que lleva a la pareja azul.