Manolo Valdés
Valencia exhibe la mayor retrospectiva del colectivo que mejor retrató la transformación política y social de España
MIEMBRO DEL EQUIPO CRÓNICA
La Fundació Bancaixa y la Obra Social La Caixa han programado la mayor retrospectiva realizada sobre el Equipo Crónica, grupo artístico que integraron Rafael Solbes, Joan Antoni Toledo, ambos finados, y Manolo Valdés.
El arte como agitación, política y social. La inquietud por la realidad. La pulsión inconformista, rupturista, renovadora, ante las corrientes artísticas y ante las convenciones sociales. El compromiso, al fin. Eso y mucho más fueron el Equipo Crónica, un colectivo artístico arraigado en Valencia, influido por el pop art, que logró entender el momento, y pintarlo. “Ellos quisieron evocar una época, y un cambio, y lo lograron”, afirma el crítico de arte e historiador, Tomás Llorens.
Cada obra, cada cuadro del Crónica es un golpe, a la percepción, y al corazón. Porque, como añade Llorens, ellos lograron retratar los “latidos históricos”. Proyectar en sus lienzos la sacudida, en ideas, en proyectos y en movimientos, que supuso ese periodo convulso a caballo entre los años 60 y 70 del pasado siglo. Y reflexionar sobre lo que fue la transición española.
La Fundació Bancaixa, con la estrecha colaboración de la Obra Social La Caixa, ha logrado que estos golpes se multipliquen en una secuencia pictórica formidable, reuniendo 165 obras del Equipo Crónica en su Centre Cultural. Se trata de la mayor retrospectiva jamás realizada del grupo que crearon Rafael Solbes (19401981), Joan Antoni Toledo (19401995) y Manolo Valdés (1942). Y en el que colaboraron, en ideas, en reflexiones, intelectuales, artistas, creadores y críticos. Pero ante todo, la visión innovadora de Tomás Llorens, que marcó las pautas del grupo.
Basta detenerse ante la serie El paredón (1975), sobre las últimas ejecuciones del franquismo: o la serie Guernica 69 (1969), una ironía ante el proyecto de la Dictadura de recuperar el cuadro de Picasso; o Policía y Cultura (1971), sobre la represión política, para entenderlo. “La obra se desarrolla en unos años críticos para la historia de España, los últimos del franquismo y los primeros de la transición. Fueron años extremadamente agitados y confusos”, añade Llorens.
Pero el mayor mérito de la muestra es ofrecer al visitante un recorrido cronológico de los inicios del colectivo, que detestaba el arte conceptual, hasta sus últimas obras. Y todas sus series están conectadas con el arte pop por el uso de imágenes procedentes de la cultura de masas, como el cine, los cómics y la publicidad.
Esta muestra ha supuesto un enorme esfuerzo, pues se ha buscado la colaboración de más de cuarenta instituciones para reunir las piezas. Boye Llorens, hijo de Tomàs Llorens y comisario de la exposición subraya que “había obra en colecciones privadas hasta en Italia; ha sido muy complejo reunirlas”. La retrospectiva incluye obras del Reina Sofía, el IVAM, el MACA de Alicante y el Museo de Bellas Artes de Bilbao, entre otros museos.
Así, es posible observar cómo nació el grupo que tuvo como placenta a Estampa Popular; un colectivo que tenía como objetivo acercar el arte a la calle y se un elemento de agitación política y social. Estaba ya en declive el informalismo y se implantaba en España la denominada “nueva figuración”; una manera “local” de entender la creación acotada al panorama social, bajo la pestilencia del franquismo. Estampa Popular tuvo en Valencia a un nutrido grupo de miembros, entre los que se encontraba también el fotógrafo Francesc Jarque, formidable artista que falleció hace pocos días.
La primera exposición del Equipo Crónica tiene lugar en 1965, en el Salon de la Jeune Peinture de París. Para alcanzar la cita los tres pintores hicieron algo a contracorriente: consensuar ideas. Era lo contrario del expresionismo abstracto, movimiento nacido cinco años antes en Estados Unidos, que basaba la creación en una acción independiente, individual, como la de sus creadores: Pollock y Rothko. “Ellos decidieron actuar en contra de la tradición dominante, una tradición individualista en la creación que ellos modificaron porque pintaban en común, dialogaban, y compartían el compromiso”, subraya Llorens.
La primera exposición individual fue en 1965 en la sala municipal de exposiciones de Reggio Emilia (Italia). La obras aparecían ya firmada como Equipo Crónica, y en el catálogo se decía que estaba compuesto por Rafael Solbes y Manolo Valdés; Toledo ya nunca volvió. En las primeras pinturas, la relación entre imágenes y realidad se abordaba desde la perspectiva más Pop: las imágenes de los medios de comunicación y la industria de bienes de consumo formaban parte del universo social. Se manipulaban a fin de ofrecer un significado más acorde con el compromiso.
El trabajo en equipo exigía razonar refiriéndose a la realidad del mundo exterior y en el contexto histórico. El artista no inventaba y su expresión personal estaba mediada por las imágenes manipuladas. Las tintas planas y los procedimientos reprográficos, en especial la serigrafía, permitían eludir la expresión personal del carácter gestual.
En los setenta, las imágenes de Crónica poseían una carga semántica mucho mayor, y su tratamiento era más complejos. No se trataba de representar irónica-
TESTIGOS DE LA HISTORIA El grupo supo leer los “latidos de la historia” tanto del franquismo como de la transición
INCONFORMISTAS Trabajaron en equipo frente al individualismo del expresionismo abstracto de Rothko
mente el mundo percibido o vivido, sino más bien de crear un mundo capaz de alegorizar a ese. Un claro contraste entre la historia pasada con la nueva realidad socioeconómica, industrial y política. En los años posteriores, Crónica reflexiona en sus obras sobre la condición del arte moderno, la pintura y su claro rechazo a las neovanguardias.
Tomás Llorens recuerda bien ese tiempo. Un periodo, añade, “en el que no sólo España estaba en cambio, lo estaba toda Europa, tras la Segunda Guerra Mundial se impuso un modelo de sociedad, y una estética, en los sesenta todo esto se cuestionó, ahí está el mayo del 68 francés o la movilización contra la guerra de Vietnam; esa crítica marcó el trabajo de Crónica”. Sobre la censura del momento Llorens recuerda que “era de otra manera, sencillamente no te invitaban a exponer en ninguna parte donde se representara el arte español del momento”.
Tras la muerte del dictador Francisco Franco el equipo entra en un nuevo periodo creativo en el que rechaza recordar el pasado. No les faltaron críticas por esta nueva perspectiva. Durante los últimos años, Crónica trabajó en diversas series como Los viajes o
Paisajes Urbanos sin demasiada fortuna crítica. En Crónica de la transición reflejaron el episodio de la llegada del Gernika a España, mientras que en la inacabada Lo público y lo privado, volvieron a indagar en las claves de la pintura.
Otra característica de la obra del Equipo Crónica fue la revisión de los grandes pintores españoles con cierta ironía, pero partía de un profundo conocimiento del arte, afirma Llorens: “Los miembros del equipo eran conscientes de la historia. Eran conscientes de quién era Velázquez igual que eran conscientes de quién era Bertolt Brecht”, concluye..
Mientras estuvo activo, el Equipo Crónica tuvo una amplia proyección pública en el arte español y una presencia notable en los ambientes artísticos de Francia, Italia y Alemania. “El Equipo Crónica tiene la capacidad de evocar porque ese era su objetivo, plantear el presente como historia”, añade Llorens. La muerte de Solbes en 1981 puso final a la trayectoria del Equipo Crónica y con ello a uno de los episodios artísticos más interesantes y significativos del arte español del siglo XX. La exposición de Bancaixa y La Caixa permite así conocer y valorar la mirada de un grupo que supo como pocos leer la realidad.
MIRADA A LA REALIDAD Sus obras son una alegoría de la realidad, en la mejor tradición del pop art
FIN DE UN PROYECTO La muerte de Rafael Solbes en 1981 puso fin a este proyecto singular y único en España