Bombardeos masivos preparan la gran ofensiva de Damasco sobre Alepo
La aviación y la artillería ruso-sirias causan 70 muertos en los barrios rebeldes
Sepultada la falsa tregua, la batalla de Alepo, epicentro de una guerra mundial, se ha reanudado brutalmente. Había sido la fiereza de sus anteriores combates lo que forzó al acuerdo ruso-nortemericano que solo duró una semana. Desde hace mucho tiempo el Gobierno de Damasco prepara esta ofensiva mayor. Sin ninguna duda la suerte de la que fue Princesa del norte de Siria, la segunda ciudad mas importante del imperio otomano, la población cosmopolita e industrial, será decisiva para esta guerra inextricable de mil rostros. Pocos días antes de la frágil tregua los rebeldes, en un golpe de mano, se apoderaron de un cuartel del ejército y se intensificaron los bombardeos, hasta recuperarlo.
Aviones de reconocimiento sobrevolaron los barrios rebeldes de la ciudad donde viven alrededor de 250.000 personas para fotografiarlos antes de que aparatos sirios y rusos los bombardeasen. Sus ataques han sido descritos como “continuos, de una violencia inusitada”. Quedaron edificios completamente destruidos, fueron atacados centros médicos y según uno de los jefes de la Defensa civil, perecieron 70 personas durante la jornada. El ejército regular ha hecho un llamamiento a los habitantes de la zona rebelde para que se alejasen de sus posiciones asegurándoles que si se desplazaban al sector gubernamental no serían detenidos. Pero nada de eso se ha concretado.
Durante meses su estrategia ha consistido en asediar, hostigar estos núcleos urbanos rebeldes, a fin de forzar a los guerrilleros a abandonarlos. Esto ocurrió también en otras localidades como últimamente en Daraya, plaza fuerte rebelde en la periferia de Damasco, pero sobre todo en Homs, llamada la capital de la revolución, reconquistada hace un par de años. Pero mientras en Homs las organizaciones rebeldes sólo ocupaban un kilómetro cuadrado, en Alepo se extienden en una superficie veinte veces mayor. La proximidad de la frontera turca, y la actuación militar del Gobierno de Ankara, han agravado el aspecto internacional de la batalla, en una de las ciudades reputadas como de las más antiguas del mundo.
Estos bombardeos y esos ataques de artillería son preludio de un avance del ejército sobre el terreno. Según un alto mando militar de las tropas gubernamentales, “estas operaciones podrían durar varios días y de su resultado dependerá el asalto y la ocupación de la zona rebelde. Contamos con suficientes tropas –explicó el oficial– para iniciar el avance y hemos recibido importantes refuerzos para hacerlo”.
La conquista de Alepo significaría una gran victoria para el Gobierno y una derrota aplastante para la oposición. Fue hace cuatro años cuando los hombres del Ejército Libre Sirio ocuparon los barrios del este de la ciudad. Yo pude visitarla antes, durante un mes del Ramadán, cuando parecía la ciudad confiada y tranquila del norte de Siria mientras Homs y otras localidades se habían rebelado ya contra Bashar el Asad.
Alepo se ha convertido en el centro de la guerra siria. Ante las tropas gubernamentales apoyadas por Rusia, combatientes iraníes y del Hizbulah libanés, luchan los hombres del Ejército de la Conquista, alianza de grupos rebeldes y yihadistas dominados por Fatah Al Cham –antes el Frente Al Nusra–, vinculado a Al Qaida, del que EE.UU. no ha conseguido desvincular a los grupos considerados moderados.
El Ejército sirio invita a los ciudadanos a pasar a la zona gubernamental y promete que no habrá represalias