Lecturas de verano
Mi agradecimiento a Joan de Sagarra, pues tras leer su artículo “Lecturas de verano” (Vivir, 31/ VII/2016) decidí leer La montaña mágica. Para mi hijo Víctor, era una obra maestra y su volumen, cierto es, me producía algo de repelús. Puedo afirmar que, durante los quince días que duró su lectura, disfruté como nunca con sus personajes.
Asimismo, felicito a Gregorio Morán, del que soy seguidor habitual, por su trabajada obra El cura y los mandarines. Tras su lectura acaté la recomendación de leer Tiempo de silencio de Luis MartínSantos. Me trasladó a la Barcelona que nos acogió en aquel barrio del Raval (barrio chino, le llamaban) a mis padres y siete hermanos procedentes de Granada. Era junio de 1961 y yo tenía cuatro años. Pocas diferencias con lo relatado en esa magnífica obra.
Para un aficionado a la lectura y que se está iniciando en eso de escribir novelas, sería ingrato no reconocer la valía de ambos escritores y, con toda seguridad, motivo de ser suscriptor de este periódico. M. FERNÁNDEZ JIMÉNEZ Suscriptor Torrelles de Foix