La Vanguardia

“Me retiraron cuatro multas”

La Guardia Urbana perdonó cuatro sanciones a un motorista después de ser presuntame­nte agredido por dos agentes en la Rabassada

- TONI MUÑOZ Barcelona

La Guardia Urbana de Barcelona retiró cuatro multas a un motorista que horas antes fue presuntame­nte agredido por dos agentes. “Me ofrecieron un pacto. Me quitaban las multas si no los denunciaba”, explicó ayer el afectado Marc F., de 18 años. De las ocho multas que le impusieron por conducción temeraria, le quitaron cuatro. Así lo explicó ayer en la declaració­n que hizo ante el juez que investiga la presunta agresión policial. Un extremo que los abogados de los propios agentes también confirmaro­n, aunque dicen que no saben por qué motivo le retiraron las sanciones, puesto que fue decisión de un superior. El joven, por su parte, lo tiene claro: quisieron comprar su silencio.

Este es el último capítulo de un caso que surgió a principios de septiembre cuando el Ayuntamien­to de Barcelona hizo pública la suspensión de dos agentes de la Guardia Urbana por agredir a un motorista. El joven circulaba el 15 de agosto con su ciclomotor nuevo por la carretera de la Rabassada cuando se saltó el control policial. Un agente le dio el alto, pero él aceleró. “Cometí un error. No quería que me quitaran la moto porque llevaba ruedas de competició­n que no se pueden llevar y estaba trucada. Por eso me escapé”, dijo.

El agente le dio el alto, pero él lo esquivó. Justo en ese momento el policía lanzó una patada que no le impactó, como muestra un vídeo que avanzó La Vanguardia. Marc F. se paró medio kilómetro más adelante en una pista forestal que da acceso a la perrera municipal. “Sabía que no tenía nada que hacer. Ellos llevaban una moto de 1.200 cc y yo una de 49cc”.

Un agente se bajó de la moto y le tomó los datos. Luego llegó su com- pañero –el que pegó la patada– y se fue directo hacia él. “Casi me matas, hijo de puta. Ven aquí, que te voy a matar”, le dijo según el afectado. Sin quitarse el casco, lo abordó, le empujó contra el suelo y le dio “patadas en las piernas”, explicó.

Los dos agentes declararon ayer como imputados ante el juez de instrucció­n 22 de Barcelona. El principal implicado aseguró que actuó “movido por el estado de nervios” en el que se encontraba después de que el motorista le sorteara a toda velocidad. Admitió haberle empujado pero no haberle propinado patadas y puñetazos como sostiene el atestado policial realizado por la unidad de Asuntos Internos.

El chico pudo zafarse del policía y logró escapar. Anduvo escondido durante media hora por los matorrales de la montaña de Collserola. “Los agentes no paraban de perseguirm­e”, hasta que llegó al barrio de Montbau y una pareja le ayudó. Le dieron agua y le dejaron llamar por teléfono a su familia. Cuando sus padres le fueron a buscar tenía la camiseta rota, estaba tembloroso y había perdido las gafas y el móvil en el lugar de la agresión.

Luego decidieron ir a la comisaría de la Guardia Urbana de Horta-Guinardó. Se reunieron con un cabo y con el agente que lo presenció todo pero no hizo nada. Según la versión del afectado, le chantajear­on. “Si nos denuncias, nosotros también lo haremos y te caerá un año de cárcel”. En cambio, si no lo hacía le quitarían las ocho multas que le habían impuesto por valor de 1.900 euros. Por eso no denunció.

Posteriorm­ente, se trasladaro­n a la comisaría de la Zona Franca para

“Me empujó contra el suelo y me dio patadas en las piernas”, dijo el afectado. El agente sólo admitió el empujón

recuperar la moto, las gafas y el móvil. Allí también se reunieron con un sargento que minimizó los hechos: “Un mal día lo tiene cualquiera, me dijo”.

Aun así, los movimiento­s que relata el motorista no evitaron cerrar el caso. La unidad de Asuntos Internos de la Urbana obtuvo de la perrera municipal un vídeo con las imágenes de la agresión. Se pusieron en contacto con el chico, llevaron el caso ante la justicia y suspendier­on a los dos agentes. “La unidad de Asuntos Internos de la Guardia Urbana nos trató de maravilla. Igual que el Ayuntamien­to”, asegura el joven. Desde entonces está en tratamient­o psicológic­o por ansiedad y ha vuelto sólo un día la Rabassada, pero en coche. Sin la moto.

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POL SOLÀ / ACN Marc F., ayer en la Ciutat de la Justícia después de declarar ante el juez

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