Esto no es normal
Un reality donde ganara el concursante más normal. Ricard Ruiz lo propone en La Casa del Libro, durante la presentación de El
amor del revés, de Luisgé Martín. “Este libro extraordinario de brutal sinceridad y altísimo nivel literario”, según el editor de Anagrama, Jorge Herralde, relata con una honestidad sin paliativos cómo el autor reconoció su homosexualidad (había quedado con un amigo para ir a la piscina, eran unos críos, el amigo no fue, lo esperó durante horas y se le rompió el corazón), y todo lo que ocurrió a partir de entonces. “Tardas en darte cuenta de que el monstruo no eres tú, sino aquellos que hacen que te veas como un monstruo”, explica Martín, que llegó a sentirse como la cucaracha de Kafka, o Frankestein.
Dicen que la literatura se da cuando escribo sobre mí y crees que escribo sobre ti. Esto es lo que, al leer el libro, les ocurrió a Ruiz y, en parte, también a Miquel Iceta, el primer diputado que, en 1999, hizo público que era gay. Le concedieron el premio al diputado revelación, “debería haber sido a la revelación del diputado”, bromea. Y cuenta que primero viene la negación, te escondes y te niegas a ti mismo. Luego empieza la aceptación, que suele ser una fase larga. Finalmente estalla la apoteosis y eres feliz. En todo el proceso, Iceta apenas encontraba lecturas sobre el tema que pudieran ayudarle o acompañarle. Por eso el libro de Martín es necesario, porque no sólo se trata de una cuestión de leyes, sino también de cultura, “eso que nadie parece saber muy bien qué es”.
De hecho, el mismo Martín asegura que las cosas no han cambiado tanto como creemos. Vale, los bares de ambiente con mirilla en la puerta quedaron atrás. Pero aunque la religión tiene cada vez menos peso social, “todavía hay muchas personas que se asustan y se niegan a sí mismas su propia sexualidad”. El amor del revés construye una identidad, le pone nombre a la cosa.
Mientras tanto, en la biblioteca de l’Esquerra de l’Eixample, Fernando Goncourt. En Barcelona también vive Jonathan Littell, galardonado asimismo con este reconocimiento prestigioso, dotado con diez euros (el equivalente a los 50 francos que se daban cuando se creó, en 1903). Se entrega en un cheque que normalmente todos los autores enmarcan. Todos, salvo uno: Michel Houellebecq fue a cobrarlo al banco.
Está el editor Claudio López, están los libreros Isabel Sucunza y Xavier Vidal. También Laura Fernández, Anna Guitart, Matías Néspolo, Xavi Ayén, Juan Trejo. Amigos de siempre de Enard, como su traductor Robert JuanCantavella, que al día siguiente presentará La realidad junto a Jordi Carrión, que dará a conocer la colección Lo Real, de Malpaso. Al final, quedamos unos pocos y tomamos un licor de pera Williams. Dice Emili Manzano que en Francia hay campos de árboles con botellas colgadas de sus ramas para que las peras crezcan dentro.
Lo que no es normal es la cantidad de cámaras que, el jueves, hay en la sala de prensa de El Corte Inglés de Diagonal. Y por un libro: las memorias de Andrés Iniesta,
La jugada de mi vida, también en Malpaso. Entre el gentío, un chaval exclama entusiasmado: “És el Bartomeu, papa!”. Es Tristán, el hijo del editor Julián Viñuales, que le contesta: “Dile que le quitarás el trabajo”. Llega la orgullosa familia del homenajeado, luego aparece él. Entonces Lu Martín apuesta: “A que si me pongo a aplaudir, aplauden todos los periodistas aunque estemos en una rueda de prensa”. Y sí.
Todo empezó con un WhatsApp que Iniesta le envió a Marcos López: “¿Quieres escribir un libro sobre mí?”. Luego le preguntó qué tal su relación con Ramon Besa. Y entre los tres se pusieron manos a la obra. “Dentro de su sencillez, Iniesta es complejo, porque es tauro”, explica López. Y desde el público, Mari, madre del jugador, lo corrobora: “¡Es cabezón!”.
En la segunda planta, personas con camisetas del Barça hacen cola desde una hora antes para que les firme un ejemplar.
Por la noche se celebrará una fiesta en Los Tilos, en la que estarán Carles Puyol y varios maestros como Santiago Segurola, Sergi Pàmies o Santi Giménez, y donde Francisco Cabezas me hará de cicerone. No se hablará de fútbol (bueno, un poco), sino de periodismo. Mientras tanto, en el Ayuntamiento, Javier Pérez Andújar habrá dejado en evidencia a los que pretendieron burlarse de su pregón de la Mercè sin ni siquiera mentarlos. Y en una céntrica ciudad de la periferia –aunque tal vez sea al revés–, en la entrega de premis Girona, Ricard Ruiz y Salvador Macip obtendrán el Ramon Muntaner de literatura juvenil. Ninguno de los que aparecen en esta crónica podría ganar un
reality que coronara al más normal. Son todos extraordinarios.
Mathias y su Goncourt. Enard, la noche del martes en su restaurante del barrio de Gràcia, en la fiesta de presentación de las ediciones en catalán y castellano
Fútbol. López, Iniesta y Besa, en la presentación de las memorias del futbolista del Barcelona
Valentía. Miquel Iceta, Luisgé Martín y Ricard Ruiz presentaron la obra del narrador madrileño en la que expone sin tapujos su vida sexual Aramburu habla con Ignacio Martínez de Pisón sobre
Patria (Tusquets). Y en el restaurante Karakala se celebra la publicación de Brújula (Random House/Empúries), novela con la que Mathias Enard ganó el premio Pérez Andújar habrá dejado en evidencia a los que pretendieron burlarse de su pregón de la Mercè...