La Vanguardia

El show de Rice

El Barça somete al Madrid con 30 puntos de su nueva figura

- MIGUEL LOIS

Ni escribiend­o un guión de película en Hollywood, ni teniendo el sueño más optimista. La carta de presentaci­ón de Tyrese Rice en España no pudo ser más efectiva y espectacul­ar. Efectiva porque sus 30 puntos guiaron al Barça Lassa a su octava final consecutiv­a de la Supercopa, y espectacul­ar porque su manejo endiablado del balón con la zurda dejó noqueada a la defensa del Madrid, incapaz de frenarle. En la primera semifinal el Gran Canaria batió al Baskonia por 80-84.

Como en aquella Final Four de Milán, en 2014, Tyrese Rice volvió a ser la bestia negra del Madrid de Laso. En aquella ocasión dejó a los blancos sin Euroliga. Y dos años después, en un contexto distinto, repitió la historia. Él, junto a la inestimabl­e ayuda de Claver (16 puntos) y Tomic (14) mandaron un aviso a Europa: este Barça tiene carácter y personalid­ad.

El planteamie­nto de ambos equipos, lejos de optar por el habitual conservadu­rismo de los clásicos –por miedo a que el rival no abra brecha rápidament­e–, fue ofensivo, sin temor de los jugadores a armar la muñeca al mínimo resquicio de opción de tiro. Y el Buesa Arena disfrutó de lo lindo de un duelo sin censuras, a corazón abierto, con la pasión primando por encima de la calma. El ritmo fue tal que se jugaron posesiones a una media de 14 segundos, cuando lo habitual en Europa son 18-19. Ayudó también la nueva regla arbitral que sanciona con antideport­iva las faltas que buscan cortar los contraataq­ues.

Como si se llevaran dos meses de temporada y las maquinaria­s estuvieran engrasadas, el choque empezó con un arsenal de puntos, destacando el duelo que mantuviero­n Rice y Llull, anotando con una facilidad pasmosa. El azulgrana, haciendo fácil el arte de penetrar; el madridista, fusilando desde el triple.

El intercambi­o de canastas fue constante en el primer cuarto (2626), con ambos equipos rozando el 70% en tiros de campo. Algo inusual en un partido de tal calibre. Navarro, al que se le vio muy ágil de piernas, aprovechó las ventajas que aún genera tras el bloqueo y se dedicó a asistir a sus compañeros. Fue él, junto al trabajo de Dorsey en la pintura y el siempre eficiente Perperoglo­u, los que mantuviero­n al Barça en el choque, porque Rudy y Doncic pusieron el 48-39 en el marcador a falta de tres minutos para el descanso, pero tres tiros libres de Oleson igualaron la contienda (48-47, min. 20).

El Madrid se fue al vestuario con siete triples en su haber, y a los dos minutos de la reanudació­n sumaba 10, con Llull y Rudy prosiguien­do con un recital inapelable. Bartzokas se desesperab­a en el banquillo, con el Barça abonándose nuevamente al funambulis­mo (59-51, min. 24). Fue ahí cuando apareció el carácter de Tomic, en constante liza con Ayón en la zona, para darle la vuelta al marcador (59-61, min. 26).

Lo tenía que parar Laso. Los azulgrana, cual gato con siete vidas, se aferraban al partido. Y Claver, con dos triples seguidos, parecía cambiar el signo del partido (61-69, min. 28). El Madrid volvió a reducir diferencia­s con un triple de Hunter, dejando todo por decidir para el último cuarto (70-73).

Y ahí decidió Rice, con 15 puntos en los 10 últimos minutos y la asistencia final para que Doellman sentencias­e un partido de infarto. Hoy, a las 19 h, la gran final. El Barça buscará revalidar corona.

LA FINAL El conjunto blaugrana disputará hoy la final (19.00 horas) ante el Gran Canaria

LOS OTROS PROTAGONIS­TAS

Víctor Claver y Ante Tomic también se mostraron muy solventes a la hora de defender y anotar

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DAVID AGUILAR / EFE Tyrese Rice, en una acción del partido de anoche

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