Churros en Filipinas
Tres catalanes triunfan con La Lola, una cadena de churrerías en Manila
Un local de menos de 10 metros cuadrados en el Power Plant Mall, en Makati, centro de negocios de la inmensa Manila, fue el origen de La Lola, hoy una cadena de churrerías con cerca de 20 establecimientos en los principales centros comerciales de la capital filipina. La apuesta de tres jóvenes catalanes dedicados a la hostelería, Daniel Aliaga, Oriol Singla y Sergi Rostoll, empezó a tomar forma como una aventura a más de 11.000 kilómetros de casa gracias a un proyecto para su tesis y a un contacto familiar que vivía en Filipinas. Hace una década y con poco más de 20 años, abrieron Barcino, una cadena de restaurantes de cocina española que vendieron cinco años después a sus socios locales para emprender un proyecto propio.
Primero fueron los restaurantes Las Flores y Ramblas, pero el gran salto llegó con La Lola. “En Filipinas los churros eran un producto de consumo de las clases acomodadas, resquicio del pasado colonial español, pero nosotros apostamos por popularizarlos y llevarlos a la calle”, explica Daniel Aliaga. Un enclave estratégico, un producto asequible y una imagen de marca atractiva hicieron el resto. “Se formaban colas de más de 40 minutos; la primera semana los empleados nos dejaron colgados porque no aguantaban el ritmo”, narra Aliaga, de paso por Barcelona.
En dos años han abierto un total de 15 restaurantes en sendos puntos estratégicos de Makati, además de dos food trucks (camiones de comida callejera) y ya preparan el salto a las islas de Cebú y Dabao para los próximos meses y el lanzamiento internacional el próximo año. “El objetivo es abrir mercado en Malasia, Tailandia, China e Indonesia de la mano de socios locales; volver a Barcelona no entra en nuestros planes”. El negocio, que bajo la denominación La Lola Group abarca tres restaurantes de cocina española y las churrerías, facturó 5 millones de euros en 2015, un 87% más, y prevé cerrar 2016 con más de 9 millones. El grupo tiene 200 trabajadores, 24 de ellos en las oficinas centrales, que en breve trasladarán a un espacio más grande. “El ritmo es frenético”, resume Aliaga.
En dos años, La Lola ha abierto 17 locales y prevé dar el salto internacional el año que viene