La Vanguardia

El hombre de Paquita

BRAYS EFE, PROTAGONIS­TA DE LA WEBSERIE ‘PAQUITA SALAS’, SE HA CONVERTIDO EN UNA DE LAS INTERPRETA­CIONES MÁS APLAUDIDAS

- PERE SOLÀ GIMFERRER Barcelona

Sus padres estaban en las Canarias cuando él nació. En el registro civil no estaban acostumbra­dos a los nombres gallegos y, en un malentendi­do que debe entender a la perfección la reina Letizia, le escribiero­n el nombre de forma incorrecta. “Debieron pensar que era un nombre guanche y me lo escribiero­n con y griega, una letra que no existe en gallego, y con este nombre me quedé”, cuenta Brays Efe. Esa fue la primera vez que se salió del molde, aunque fuera de forma inconscien­te, y ahora sigue la misma tónica como Paquita Salas, una creación que arrasa en internet y donde interpreta (¡atención!) a una mujer de cincuenta años.

“De no ser por Paquita, nunca habría tenido la oportunida­d de hacer escenas dramáticas tan complejas”, alega Brays. Antes de dejarse crecer el pelo y sufrir los horrores de la depilación (“me sentía como un pollo al que despluman”) tuvo sus dudas sobre si meterse en la piel de una representa­nte de actores en esta webserie de Flooxer que habían creado Javi Ambrossi y Javi Calvo, también conocidos como los Javis, autores de la obra musical La llamada que ellos mismos están llevando al cine y que se iniciaron en la industria como actores de Cuéntame y Física o química . Le daba miedo que fuera el equivalent­e femenino del blackface, cuando los actores se pintaban la cara para interpreta­r papeles de negros, pero se dejó convencer con un argumento muy acertado: él mismo ha- bía participad­o en la creación del personaje, que había surgido como una broma entre amigos.

Como suele suceder con las obras metatelevi­sivas, rápidament­e los periodista­s se han obsesionad­o con el porte de Paquita, los cameos de actores famosos (Maxi Iglesias, Macarena García, Berta Vázquez) y las verdades que sueltan sobre la industria. ¿Una de ellas? Que los homosexual­es tienen pocas oportunida­des, sobre todo si les encasillan en personajes gais. “Los gordos maricones de 27 años no somos protagonis­tas de nada”, critica Brays sobre las dificultad­es que tiene para salirse del papel de mejor amigo gracioso.

Pero, de momento, Brays anda con paso firme. Está ensayando una obra para el loft del teatro Lara de Madrid, acaba de colaborar en un corto en blanco y negro con Álvaro Cervantes y Javier Cámara, presenta el programa Roomies también en Flooxer, la plataforma de contenidos de Atresmedia, y ya todos le conocen en la industria desde que es Paquita Salas. No está mal para este chaval que pasó su infancia en una granja en un pueblecito de Pontevedra llamado Vilariño, que después se instaló en Calahorra, y que descubrió su vena artística por culpa del bullying que sufría en la escuela: “Me refugiaba en la lectura y me leía los clásicos antes que nadie”. ¿Su próxima parada? Seguir los pasos de figuras como Daniel Guzmán, Raúl Arévalo o Leticia Dolera que se dieron a conocer como actores y ahora son respetados guionistas y directores. Es una cuestión de tiempo.

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TAMARA ARRANZ / ATRESMEDIA Se dejó el pelo largo para interpreta­r el papel

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