Universidades: los profesores envejecen
Un estudio advierte de la reducción de empleo y la falta de relevo generacional
Las universidades catalanas apagan fuegos: los profesores envejecen, no entran jóvenes, se reducen las plantillas y empeoran las condiciones laborales, con más contratación externa, más temporalidad, más contratos a tiempo parcial y menos retribución económica. Así retrata la dramática situación el estudio El professorat universitari a Catalunya, confeccionado por el Observatori del Sistema Universitari, elaborado por Oriol Arcas, Jordi Mir, Vera Sacristán y Paula Veciana. En sus conclusiones destacan también la dificultad de los jóvenes para trabajar de forma estable en la universidad y la inevitable fuga hacia centros extranjeros.
El grueso de la plantilla de profesorado docente y de investigación (PDI) de las universidades catalanas se va desplazando lenta pero inexorablemente hacia la última etapa de la vida laboral y no entran jóvenes, que son los que proporcionan mayor producción y publicación científica. Según los datos, en diez años, el porcentaje de PDI que tiene menos de 40 años se ha reducido 8 puntos (del 30 al 22 por ciento) mientras que los mayores de 50 años han aumentado del 36% al 46% actual. Los docentes e investigadores que tienen entre 30 y 40 años han disminuido del 25% al 19,5% y los que tienen menos de 30 años se han reducido casi a la mitad (del 5% al 2,5%).
En algunas universidades las cifras de envejecimiento son inquietantes. En la Universitat de Barcelona (UB), el 77,5% del PDI permanente (2.302 personas) tiene más de 50 años, mientras que sólo un 1,99% es menor de 40 años, según datos proporcionados por la propia universidad.
Francisco Morente, vicerrector personal académico de la UAB, afirma que el problema del relevo generacional en las universidades “es muy grave”. Los profesores que se incorporaron en los años 70 y 80, cuando se crearon muchas facultades en Catalunya, están llegando a la edad de jubilación. En los próximos años se prevé una gran salida de profesores que habrán alcanzado los 70 años, la edad obligada de jubilación. En la UAB, el PDI permanente en diciembre de 2015 ascendía a 1.337 profesores de los que cerca de mil tienen más de 50 años y
Casi la mitad de la plantilla, de difícil crecimiento, tiene más de 50 años
El 77% de los docentes e investigadores de la UB supera los 50 y un 2% tiene menos de 40
sólo ocho tienen una edad inferior a 40. “Habría que inyectar recursos en el sistema para que se favoreciera la contratación de profesorado joven. Se trata de garantizar el relevo y revertir los efectos de la crisis”.
En los últimos diez años, la plantilla en las universidades se ha recortado un 23%, según el estudio que mide esta cifra en términos de efectivos equivalentes a tiempo completo (ETC) que indica la dimensión de la plantilla como si toda trabajara a tiempo completo. Este descenso se debe a varios factores. No se han sustituido las plazas de las jubilaciones pues durante unos años el Ministerio de Educación fijó la tasa de reposición en el 10%. Sin embargo, las plazas que salen a concurso suelen ganarlas interinos. “Por tanto –indica Morente–, no se gana empleo, sino que se mantiene”. La Generalitat permitió abrir una vía laboral, no funcionarial, pero limitándola al 50% de la reposición, insuficiente a juicio de los vicerrectores consultados.
En el descenso de plantilla también influye la reducción drástica de contratos predoctorales y posdoctorales de los jóvenes investigadores que aspiran a consolidar su carrera como docentes. Y la no renovación de más de 500 profesores asociados en el año 2010, según Vera Sacristán, autora del informe. El
Gobierno español permitió en el 2015 reponer el 50% de las jubilaciones registradas en el 2014. La tasa de reposición de este año es ya el 100%.
“Las limitaciones legales y económicas dificultan un relevo general que es acuciante”, manifiesta Miquel Soriano, vicerrector de personal académico de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). “Ahora apagamos fuegos. Las nuevas plazas se colocan en departamentos que van mal, pero los que van bien también envejecen. Y por ley no podemos crecer en profesores asociados, lo que nos llevará a los campus a considerar la continuidad de algunas titulaciones
con pocos alumnos”, concluye.
En el 2014, los trabajadores estables (funcionarios o contratados permanentes) ascendían al 49%, lo que contraviene la última modificación de la ley Orgánica de Universidades (LOU), que establece un mínimo de personal docente estable: el 60% del total. Ahora, por lo tanto, se sitúa 11 puntos por debajo de la ley. “El profesor asociado –la mayoría de los contratos temporales– tiene una función clara, pues aporta su experiencia profesional a los alumnos, pero si se convierte en una forma de abaratar las plantillas, se pervierte el sistema”, explica el vicerrector Soriano.
El informe indica la fuerte reducción del funcionariado, que cae del 52% del total de PDI al 37% desde el 2004 hasta el 2014. “El hecho de que la estabilización de plantillas siga la vía laboral y no funcionarial tiene un coste respecto a la tasa de reposición en la promoción del PDI del funcionario”, apunta Soriano. Si la plantilla sigue descendiendo, habrá que considerar, según indican en las universidades, el aumento de ratio de las clases teóricas y la posibilidad de que los doctorados asistan a los profesores en las clases.
La UPC cuenta sólo con 85 personas menores de 40 años sobre una plantilla de profesores e investigadores permanentes de 1.596. El grueso se sitúa por encima de los 50 años (1.050 personas). En cambio, la UPF, como corresponde a una universidad joven, muestra signos de mayor juventud. En el año 2014 los dos millares de docentes e investigadores contaban con una edad media de 41,8 años. Casi el 60% del personal tiene la edad deseable, entre 30 y 50 años, mientras que un 20% cuenta con menos de 30 años.
Finalmente, en términos reales, la evolución de las retribuciones ha ido a la baja. Los catedráticos cobraron en el 2015 un 83% de lo que en 1991 se fijó como asignación justa.