El problema de la deuda
Una deuda externa neta tan elevada es reflejo de un problema de competitividad que es preciso corregir
El principal problema económico que preocupa al 72% de los españoles es el paro, algo lógico teniendo en cuenta que afecta a casi 4,6 millones de personas. Pero hay otro que pasa desapercibido y que supone un grave desequilibrio de nuestra economía: el elevado nivel de endeudamiento externo. En términos netos, debemos al resto del mundo 970.000 millones de euros, el 88,5% del PIB. La posición de inversión neta internacional alcanzó un máximo histórico a principios del 2015 y, si bien se ha reducido en 60.000 millones desde entonces, como porcentaje del PIB España es uno de los países europeos más endeudados frente al exterior, sólo por detrás de los rescatados Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre. Es un porcentaje preocupante teniendo en cuenta que más que duplica el umbral del 35% a partir del cual la Comisión Europea lo considera un desequilibrio.
La mejora en nuestra posición neta internacional es una buena noticia. Tras años de excesos que obligaron a nuestra economía a endeudarse, desde finales del 2012 tenemos capacidad neta de financiación, situándose en los últimos doce meses en casi 26.000 millones de euros, el 2,4% del PIB. La caída en el déficit en la balanza de bienes y las alegrías que nos está dando el turismo explican la mayor parte de la mejora del sector exterior. Pero, hay otra variable que ha contribuido a mejorar nuestra capacidad de financiación y es la caída en el coste de la financiación, que a su vez depende de las medidas adoptadas por el BCE. Sin embargo, en el caso de la deuda pública, aunque la caída del tipo de interés ha supuesto un enorme alivio, el creciente endeudamiento de las administraciones públicas ha compensado sobradamente ese efecto, de forma que cada vez destinamos más renta a pagar los intereses de la deuda pública en manos de no residentes. En los últimos doce meses, hemos destinado 13.114 millones de euros, máximo histórico, un 50% superior al valor antes de la crisis.
Una deuda externa neta tan elevada es reflejo de un problema de competitividad, ya que la parte más importante de nuestra necesidad de financiación externa procede del déficit en la balanza de bienes. Aunque la situación ha mejorado, seguimos teniendo déficit, por lo que son necesarias reformas estructurales que hagan nuestra economía más competitiva, para así aumentar nuestras exportaciones y reducir la deuda externa. Dado que una parte importante de la mejora en nuestra posición de inversión internacional se debe a factores externos como la caída de los tipos de interés y del precio de la energía, es necesario mejorar la productividad para exportar más y reducir nuestra elevada dependencia energética externa. Desgraciadamente, necesitamos muchos años de cuantiosos superávit externos para situarnos en el umbral del 35% fijado por la Comisión Europea.