El gran negocio del tráfico humano
La crisis de los fugitivos en el Mediterráneo oriental puede resumirse en pocas palabras: magnífico negocio, indolencia política europea e incapacidad administrativa griega.
Lo del negocio resulta evidente si se tiene en cuenta que cada mes llegan desde Turquía en torno a los 2.500 fugitivos a las islas griegas del Egeo que han pagado en promedio a los traficantes de hombres unos mil euros por persona. Es un tráfico tan rentable que en la práctica siempre se encuentran funcionarios corruptos en Turquía y Grecia que vigilan mal y atajan peor.
La incapacidad administrativa griega es más fácil de explicar que de entender. Para entender jurídicamente toda la problemática migratoria, Atenas dispone de seis comisiones compuestas cada una por tres personas que analiza tanto cada caso, como las respectivas solicitudes de asilo (es lo primero que hacen los refugiados en cuanto pisan suelo comunitario para retrasar al máximo su devolución a Turquía). La capacidad de tramitación de esas seis comisiones es de 200 legajos mensuales.
El desnivel entre la acumulación de dramas humanos y la eficiencia administrativa se agrava por las deficiencias tecnológicas griegas: las solicitudes de vista para las peticiones de asilo se tramitan teóricamente por internetSkype y de hecho no se tramitan en absoluto porque las líneas telefónicas están constantemente colapsadas.
Y a todo esto se añade la pirueta jurídica del concepto de “tercer Estado seguro”, es decir, del retorno a una nación donde estén garantizados los derechos fundamentales de los fugitivos. Pero ni Atenas ni Bruselas explican por qué se considera Turquía un tercer país seguro para los sirios, pero no para los afganos, iraquíes y pakistaníes.
Por último, la indolencia política europea se ve en que desde los acuerdos de principio con Ankara del 18 de marzo sobre el retorno de migrantes, Bruselas no ha movido un dedo para aclarar todos los aspectos confusos o problemáticos de los acuerdos y su puesta en práctica. Es algo que sorprende tanto más cuanto que las autoridades turcas han abordado el tema repetidas veces con preguntas tan concretas como por qué se considera a su país un tercer Estado seguro sólo para los sirios.
La incapacidad administrativa griega es más fácil de explicar que de entender