Neymar y las peleas de gallos
En la Audiencia Nacional está en curso una pelea de gallos de la que, como suele suceder, puede salir perjudicado un tercero. O varios terceros en este caso, entre ellos el jugador Neymar, su club, el Barça, y diversas personas más, entre ellas el expresidente de la entidad, Sandro Rosell, su sucesor, Josep Maria Bartomeu, y la familia del delantero, padre y madre, por haberse beneficiado con su fichaje.
Es probable que el lector se haya perdido ya en los vericuetos del proceso abierto por este asunto. El juez encargado del caso, José de la Mata, lo archivó el pasado mes de julio. Lo hizo mediante una resolución tan pormenorizada que pudo pensarse que el carpetazo era definitivo. La Fiscalía, sin embargo, interpuso recurso, y también el fondo DIS, que presentó la querella inicial, considerándose perjudicado por las condiciones favorables con las que el Barça consiguió hacerse con los servicios de Neymar.
El auto del juez De la Mata no fue para absolver al Barça. Al contrario, decía que tuvo una conducta reprochable en el fichaje del jugador. Pero no apreció delito en ello. No todo lo que no es completamente ético resulta delictivo. El juez sugería a los supuestos perjudicados que acudieran a la jurisdicción civil para tratar de resarcirse, pero que se olvidaran de las instancias penales.
La Fiscalía de la Audiencia Nacional, sin embargo, tenía mucho invertido en este asunto como para renunciar a la primera de cambio. Ya le habían quitado el caso Neymar I, llevándolo a Barcelona, donde el proceso se resolvió mediante una sentencia de conformidad. En ella, el Barça reconoció su ilícito comportamiento fiscal para evitar el juicio. Pero la condena asumida, de tipo pecuniario, quedaba muy alejada de las que hubieran podido imponerse si el proceso hubiera seguido su curso en la Audiencia Nacional en los términos en que estuvo planteado al principio.
La Fiscalía, en suma, ya llevaba el calzón roto cuando volvió a saltar al césped judicial para la segunda parte de los procesos por el fichaje de Neymar. El Barça, a su vez, presentaba un gran moratón por delito fiscal, pero se había librado de una lesión peor. Reanudada la disputa en el caso Neymar II, por la reclamación del fondo DIS, el árbitro, De la Mata Amaya, estimó agotado el tiempo de juego y pitó el final del partido. Pero la Sala Penal, la instancia superior, a modo de Comité de Disciplina Judicial, aceptó los recursos presentados y le obligó a reabrirlo. Y aquí es donde el pique judicial puede acabar adquiriendo perfiles surrealistas.
El problema de fondo es que al ordenarle la reapertura del caso en respuesta a los recursos de la Fiscalía y DIS, la Sala Penal pudo dejar en el aire la idea de que De la Mata Amaya estaba siendo un árbitro casero. ¿Reacción del colegiado togado? A juzgar por su resolución del pasado lunes, salir al paso de esas especulaciones. ¿Cómo? Con una resolución que no parece tanto suya como de sus superiores. El juez dice en varios pasajes que las tesis acusatorias que sostiene lo son “según la Sala”. No se lava las manos, entre otras cosas porque no puede, pero queda claro que no lleva la iniciativa. A mí no me miréis, esto ha sido idea de la Sala Penal de la Audiencia, por mí este asunto estaría archivado, viene a decir su resolución.
Es obvio, por tanto, que al auto de De la Mata Amaya le van a llover los recursos. Empezando por el de Bartomeu, que no estaba en la melé y se ha llevado también una tarjeta. Conste que el fiscal del caso, José Perals, le había dejado fuera del proceso, no le acusaba. El fondo DIS sí lo hacía, porque en este asunto dispara con ráfaga. Pero la Fiscalía, que aspira a la finura jurídica, va tiro a tiro. Lo lógico sería que ahora saliera ¡en defensa de Bartomeu!, ya que quiso sacarle de la lista de acusados. El hecho, en efecto, es que, pudiendo hacerlo, no disparó contra el presidente del club, que sin embargo sufre las consecuencias del juego de los bolos en que se ha convertido el caso Neymar.
Para que este enrevesado asunto tenga el final que se merece ya sólo
La Audiencia sugirió la idea de que el juez era un árbitro casero y De la Mata ha querido demostrar que no
falta que el juicio se señale para el día de la final de la Copa de Europa, y que el Barça y Neymar la jueguen. Si no se presentan, siempre se podrá interesar su busca y captura, o cursar una orden europea de detención. Y si esto falla, debe haber tarjeta roja para todos. Podría ser el primer caso de equipo que ingresa en prisión con una Copa a cuestas. Aunque también cabría solicitar que se les embargara el trofeo, a cuenta de la responsabilidad civil. Y es que en este asunto no hay que dejar nada a la improvisación.