Fideuá constitucional
Como una irónica replica a sus críticos, entre los que se hallan algunos de los más célebres (y mordaces) fundadores de Ciutadans, como Albert Boadella y Arcadi Espada, que tanto le han censurado que celebrase la pasada Díada con una paella popular, Inés Arrimadas optó ayer por conmemorar el 6-D con una fideuá constitucionalista, con más de 50 kilos de sepia y calamar, para 400 comensales.
Fue el epílogo de una fiesta de la Constitución que C’s ha adoptado desde sus inicios como una manera de reivindicar un patriotismo civil, enraizado a los valores de “igualdad, libertad y solidaridad”, y también de marcar distancias con otras fechas señaladas, como el 12 de octubre o el Onze de Setembre, de sentimientos encendidos y dominio de las banderas.
Si el CCCB acogió en más de una ocasión el acto constitucionalista de C’s, ayer el partido decidió trasladarlo al polideportivo Sergio Manzano, en el barrio de Bellvitge de l’Hospitalet.
Una muestra de apoyo a la agrupación local, cuya sede ha sido atacada siete veces y su portavoz, Miguel García, controvertido expresidente del club de fútbol de la ciudad, agredido en la calle.
“Algunos se creen que por atacar nuestras sedes nos van a hacer callar; se equivocan, si hay algo que nos sobra en C’s son gente valiente”, proclamó Arrimadas.
No fue esta, empero, la única ni la principal reivindicación de un mitin de ambiente frío que estuvo mediatizado por las crecientes críticas que algunos de los padres intelectuales de C’s –Boadella y Espada, pero también Félix Ovejero y Antonio Robles–, amén de la eurodiputada Carolina Punset, hacen de la estrategia trazada por Arrimadas, al considerarla tibia con el independentismo.
Un mar de fondo que empieza a incomodar a la dirección centrista, cuya relación con los “padres fundadores” (sus particulares jarrones chinos), siempre ha sido compleja, y que ayer presentó Arrimadas como una “luchadora diaria” contra el independentismo. “Le tenemos mucho que agradecer, nadie como ella puede explicar nuestro mensaje de igualdad y unidad”, dijo el joven concejal de Tarragona Rubén Viñuales, en tareas de presentador y ataviado con el uniforme riverista para festivos y días de guardar: americana entallada, camisa blanca, tejanos o chinos.
Pero más allá de estas palabras, fue la presencia de otro de los fundadores de C’s, el catedrático de Derecho Constitucional, Francesc de Carreras, quien junto a Espada peleó para que las conversaciones entre manteles de un grupo de intelectuales cristalizaran en el 2005 en el actual partido, el gran aval simbólico para Arrimadas.
Sorprendido por la beligerancia de algunos sus viejos compañeros de tertulia, con quien no comparte que C’s deba centrar su acción política exclusivamente en el combate al independentismo, Carreras evitó no obstante polemizar públicamente.
Su intervención, que arrancó con un sentido recuerdo del periodista Iván Tubau, otro de los fundadores de C’s, recientemente fallecido, fue un elogio sin complejos de los “200 años del constitucionalismo español”.
El catedrático calificó la Carta Magna como la verdadera “patria” de todos los españoles, al garantizar su “igualdad y libertad”. Razón por la cual llamó a defenderla de sus dos grandes amenazas: por un lado, los independentistas que “quieren separar España y acabar con la solidaridad” entre sus ciudadanos; por otro, el “populismo” de Podemos que quiere enviar al sumidero de la historia los “principios” constitucionales y borrar el hecho de que la de 1978 fue una Constitución “de consenso”.
La presencia de Carreras es un simbólico aval a Arrimadas ante las críticas de Espada y Boadella