Colau reclama inversiones aprovechando la ‘operación diálogo’
La alcaldesa plantea al delegado del Gobierno las reivindicaciones pendientes en Barcelona
Los intentos de la Administración central de normalizar sus relaciones con Catalunya dieron ayer otro paso. El nuevo delegado del Gobierno español se reunió durante más de una hora con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Enric Millo acudió a las dependencias municipales dispuesto tender puentes con el Consistorio, a poner fin a demasiados meses de desencuentros y desavenencias. Y Colau no desaprovechó la oportunidad, se mostró bien práctica y le dijo a Millo que si de verdad el Estado quiere tener un gesto con la ciudad pues que deje de reducir sus inversiones en el sistema de transporte público catalán y que, además, ponga en marcha de una vez por todas las obras de la estación de la Sagrera. Son cuestiones que en estos momentos claman al cielo, sus resoluciones dependen sobre todo de la voluntad política, a estas alturas no pueden interpretarse en términos ideológicos.
Al finalizar la reunión, el nuevo delegado del Gobierno dijo que había sido muy productiva, que espera que sirva para marcar un punto de inflexión en las relaciones entre ambas instituciones, para que el Gobierno y el Ayuntamiento puedan mantener un diálogo fluido, con tomas de contacto mensuales, “a fin de mejorar la calidad de vida de los barceloneses e impulsar la marca Barcelona como embajadora de toda España”. Y luego, respondiendo a los periodistas, dijo: “Hemos visto que tenemos que acordar un calendario realista para la Sagrera”. Sí, Millo se mostró más diplomático y más ambiguo que la alcaldesa. No firmó ningún compromiso concreto. Pero la reunión de ayer también sirvió para acelerar futuros encuentros de mayor calado. El conseller de Territori, Josep Rull, se verá con el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, el 4 de enero. Además, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría visitará Barcelona próximamente. El principal motivo de esta visita será acercarse al Ayuntamiento. Y la alcaldesa también mantendrá reu- niones con los ministros de Hacienda y de Fomento, con Cristóbal Montoro y con De la Serna.
Entonces Ada Colau abundará sobre la Sagrera y el transporte público, pero también tratará cuestiones todavía más espinosas, como las limitaciones que impone la ley de financiación local, la presencia del Ejército en la ciudad, incluso el cierre del CIE de la Zona Franca.
Ayer, Colau mostró que en el último año y medio ganó cintura política. No se perdió en confrontaciones que no le iban a llevar a ninguna parte y destacó que nada impide al Gobierno comenzar durante el primer semestre del 2017 las obras de la estación de Sant Andreu Comtal y de la gran losa que ha de cubrir la inmensa herida abierta entre los distritos de Sant Andreu y Sant Martí, que los barceloneses agradecerían muchísimo que el Gobierno tomara al fin la iniciativa, que les costaría entender nuevas demoras en la Sagrera.
La otra cuestión que Colau puso sobre la mesa fue la financiación del sistema del transporte público catalán. Porque la aportación del Gobierno no hace otra cosa que disminuir. En el 2008 fue de 173,5 millones, y el año pasado de 98. Entre tanto las de las administraciones catalanas crecen. La del Ayuntamiento pasó de 89 millones a 128. Además, la última congelación de las tarifas del transporte, que, entre otras cosas, la T-10 siga costando 9,95 euros el año viene, supondrá un sobrecoste de 20 millones de euros. Hace menos de dos semanas que Ayuntamiento, Generalitat y Àrea Metropolitana de Barcelona reclamaron al Gobierno que aporte al menos diez. Sería otro detalle que agradecerían los usuarios.
FUTUROS ENCUENTROS El Ayuntamiento se verá con los ministros de Fomento y Hacienda y la vicepresidenta NUEVA ETAPA El Consistorio y el Estado pretenden ahora superar todo un año de desencuentros