Las redes y el terror
Tres familias demandan a Facebook, Twitter y Google
Tres familias de víctimas de la matanza del club Pulse de Orlando (Florida) han presentado una demanda judicial contra Facebook, Twitter y Google al considerar que promueven el terrorismo.
A las redes sociales les siguen cayendo acusaciones conspirativas. Reciben por todos los flancos. Al cargo de difundir noticias falsas sin control alguno, también les imputan ser herramientas propagandísticas del radicalismo.
Esto se refuerza debido a que tres familias de víctimas del club Pulse de Orlando (Florida), donde el pasado junio el pistolero Omar Mateen dejó 49 muertos y 53 heridos antes de ser abatido por las fuerzas de asalto, han presentado una demanda judicial contra Facebook, Twitter y Google. Consideran que, en aras de su negocio, promueven el terrorismo y ofrecen “material de apoyo” al Estado Islámico (EI).
Aunque Mateen no parece tener una vinculación oficial con ese grupo, esta organización se supone que inspiró su ataque en el night club gay, una noche que se celebraba una fiesta hispana. El EI, de hecho, lo reivindicó.
Así, los familiares de Juan Ramon Guerrero (de 22 años), Tevin Crosby (25) y Javier Jorge Reyes (40) sostienen en su pleito, formulado en el estado de Michigan, que el uso de esas plataformas “sin restricciones” a la hora de reclutar combatientes, tuvieron una influencia en la radicalización del autor de la matanza.
“La utilización que hace el Estado Islámico de los medios sociales influyó directamente en las acciones de Mateen”, se señala en el texto de la demanda. Se insiste, además, en que el director del FBI, James Comey, mostró su creencia de que el pistolero se radicalizó en buena parte por la influencia de los discursos radicales difundido por esas redes.
“Sin Facebook, Twitter y Google (YouTube), el explosivo crecimiento del EI como terrible grupo terrorista no habría sido posible”, insisten. Mediante su modelo de negocio, esas compañías “sacan beneficios publicitarios” a costa del EI, al colocar anuncios al lado de sus proclamas y llamadas. Este es uno de los elementos que le aportan un carácter innovador a esta iniciativa jurídica.
Esta demanda no es la primera que pone a las redes sociales en el punto de mira por la influencia del EI. En asuntos separados, familias de difuntos en los ataques de París del 2015 y de un incidente en Jordania acusaron a Twitter de proveer material de apoyo a los terroristas. En ambos casos, la empresa de los micromensajes argumentó que no se le puede demandar por cuanto ejerce de mera correa de transmisión y no como portavoz de ningún grupo.
Si bien el caso de París continúa sin resolverse ante un tribunal de California, el juez estadounidense denegó el de Jordania.
Lo argumentó por la existencia de una ley de 1996, y en concreto la sección 230, en la que se escuda a las compañías que intervienen como “simples intermediarios”. Sin embargo, los letrados de Orlando apelan a la novedad, que anularía esa clausula, de casar la publicidad con los alegatos on line del EI. “Pese a que no realizan los anuncios y no formulan los contenidos, al colocar ambas cosas juntas crean un contenido específico y único”, destacaron.
Facebook dijo que en su sitio web no admiten “grupos implicados en actividades terroristas”. La ley parece de su lado.
La reclamación acusa a las redes de difundir el mensaje yihadista y de hacer negocio asociándole publicidad