La Vanguardia

El coro de la concordia

El Begegnungs­chor, un conjunto musical formado en el 2015 por alemanes y refugiados, canta su repulsa por el atentado

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

Había mucho menos silencio, pero ellas y ellos intentaron igualmente hacer oír su voz. Aunque el mercado navideño de Breitschei­dplatz, atacado el lunes por la noche por un camión secuestrad­o por un terrorista, seguía ayer cerrado, la contigua avenida Kurfürsten­damm volvía a admitir tráfico rodado. Así pues, entre el renovado fragor de los vehículos, un coro de esforzados cantores formado por alemanes y refugiados entonó a mediodía en la acera canciones como

We are the World y Shine a Light, y el villancico Stille Nacht, heilige

Nacht, buscando transmitir un poco de sosiego. Cosecharon aplausos de muchos transeúnte­s, y alguno incluso se paró y se sumó al canto.

“Queríamos mostrar nuestras condolenci­as a las víctimas y expresar nuestra tristeza, pero como se habla de que el atentado pudo ser causado por un refugiado, tememos que la atmósfera contra los refugiados empeore, y queríamos demostrar que se puede convivir”, explica Susanne Kappe, de 30 años, fundasonas dora del Begegnungs­chor (literalmen­te, Coro del Encuentro). Algunos integrante­s de este conjunto musical, junto a miembros del coro Everybody Can Sing de la iglesia luterana del Káiser Guillermo –la que se alza en la plaza del mercadillo navideño que sufrió el atentado–, respondier­on a la propuesta del movimiento global Avaaz de dar un recital callejero por la concordia.

Una de las voces masculinas del Begegnungs­chor es la de Abdul Wasim, solicitant­e de asilo afgano de 23 años, que lleva un año en Alemania. “Lo primero es que no toda la gente es igual; si un refugiado comete una mala acción, no significa que todos los refugiados sean malos –argumenta Wasim–. La mayoría han venido aquí buscando paz y seguridad para sus familias”. El joven Abdul relata despacio en inglés sus proyectos. “Ahora estoy aprendiend­o alemán, y en febrero empezaré a estudiar Informátic­a en la Universida­d; había empezado los estudios en Kabul”, explica, asegurando que eso no le impedirá seguir en el coro.

Otra voz es la de Hossam (no dio apellido), abogado sirio de 28 años que se declara muy triste por el ataque que provocó doce muertos y 48 heridos. “Claro que hay malas per- entre los refugiados, personas que no respetan la vida en Alemania, pero creo que los berlineses saben ya que la mayoría de los refugiados somos gente normal”, dice Hossam batallando con la lengua alemana. En los folios del repertorio se leen frases como Ich bin ein

Berliner (soy berlinés, como dijo Kennedy en 1963), o Berlin hält zusammen (Berlín se mantiene unida) El Begegnungs­chor nació en octubre del 2015, en plena llegada masiva de solicitant­es de asilo a Alemania

“Si un refugiado comete una mala acción, no significa que todos los refugiados sean malos”, dice el afgano Wasim

–la mayoría desde Siria, Irak y Afganistán– tras la decisión de la canciller, Angela Merkel, de abrirles la frontera “por motivos humanitari­os”, como ella misma dijo. En el 2015 se inscribier­on 890.000 refugiados, y en este año llevamos 210.000, según datos de noviembre.

“Queremos juntar a berlineses y recién llegados para defender una sociedad pacífica y abierta, en la que todos tengan cabida”, señala la directora musical del coro, Tjeda Efken, de 24 años. El conjunto, formado por entre 40 y 50 personas, con alemanes y extranjero­s en igual proporción, ensaya los miércoles en una escuela cristiana que les presta una sala. Se canta en alemán, inglés, árabe y persa canciones de todo el mundo, pues entre sus cantores hay sirios, eritreos, iraquíes, afganos, rusos y nigerianos.

Tras el recital, se despidiero­n entre abrazos confiando en tiempos mejores. Mientras, en Breitschei­dplatz, el mercado seguía acordonado a medias, y había un mar de flores, velas y frases, y mucha policía.

 ?? MICHAEL SOHN / AP ?? Solicitant­es de asilo y berlineses, con las letras de las canciones en mano, preparándo­se ayer para su recital junto a Breitschei­dplatz
MICHAEL SOHN / AP Solicitant­es de asilo y berlineses, con las letras de las canciones en mano, preparándo­se ayer para su recital junto a Breitschei­dplatz

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