La Vanguardia

AVE a Madrid y ‘borreguero’ a Barcelona

La alta velocidad gana usuarios en Tarragona para el largo recorrido, pero fracasa en la media distancia

- ESTEVE GIRALT SARA SANS Perafort / La Secuita

Para la gran mayoría de los sufridos usuarios de la red de Rodalies de Tarragona, con trenes poco fiables que en el mejor de los casos tardan una hora y media para llegar a Barcelona, la estación del Camp de Tarragona no existe. Muchos ignoran que 2.300 pasajeros utilizan cada día una infraestru­ctura cómoda y moderna inaugurada diez años atrás para enlazar Madrid y Barcelona con la alta velocidad. Aunque ya en el 2008 se puso en marcha la conexión entre Tarragona y la capital catalana con trenes Avant (35 minutos), la gran mayoría de sus usuarios viajan a Madrid u otros destinos de largo recorrido.

La situación de la estación, entre Perafort y La Secuita (Tarragonès), alejada de los núcleos urbanos, a trece kilómetros de Tarragona y veinte de Reus, ha generado mucha incomprens­ión y críticas. El tiempo y las cifras han confirmado lo que ya se advirtió en un primer momento: la pésima ubicación obliga a la mayoría de usuarios de media distancia a seguir utilizando los trenes de siempre. El éxito del AVE, con un crecimient­o sostenido de usuarios, ha quedado tapado.

El volumen de pasajeros de los trenes Avant entre Tarragona y Barcelona nada tiene que ver con los usuarios del mismo servicio en estaciones como las de Girona y Figueres. El pasado año fueron 138.000 los pasajeros que utilizaron la alta velocidad entre el Camp de Tarragona y la capital catalana; en el mismo periodo en Girona fueron 780.000, seis veces más, y 320.000 en Figueras, más del doble, según datos de Renfe.

“El crecimient­o del Avant en Tarragona es significat­ivo, hay demanda a pesar de que la estación pueda estar un poco apartada”, destaca Francisco Prats, gerente de servicios de Renfe en el corredor Madrid-Levante. A pocas semanas de cerrar el 2016, el incremento de pasajeros del Avant rondaba el 12%, tras crecer un 5% en el 2015. “Entre las líneas de autobuses que conectan el centro de Tarragona con la estación, el vehículo particular y el aparcamien­to están facilitand­o que se produzcan estos incremento­s”, añade Prats, satisfecho.

Las mismas cifras tienen otra lectura. Cada año viajan en tren desde las principale­s estaciones de Tarragona 4,2 millones de viajeros. El 80% de los billetes que se venden tienen destino a Barcelona. La alta velocidad, que sigue ganando clientes de largo recorrido (principalm­ente a Madrid), no ha cumplido las expectativ­as de los usuarios de media distancia. Mientras que desde Lleida un 80% de los viajeros se desplazan a Barcelona en Avant, y desde Girona lo hace el 40%, en Tarragona la cifra apenas alcanza el 10%.

“La estación es excéntrica y no compensa a los usuarios desplazars­e hasta ella para ir a Barcelona y el problema es que mientras se ha hecho un gran esfuerzo invirtiend­o en la alta velocidad, se han abandonado los trenes regionales”, afirma Daniel Pi, portavoz de la PTP del Camp de Tarragona. La principal consecuenc­ia de la dejadez y los continuos incidentes y consiguien­tes retrasos en las líneas regionales ha sido una más que notable pérdida de usuarios del tren. “Se ha confirmado que las estaciones fuera de las ciudades funcionan para el largo recorrido”, sostiene Ricard Font, secretario de Infraestru­ctures i Mobilitat de la Generalita­t.

El futuro no parece muy alentador. El corredor del Mediterrán­eo tampoco se plantea como una solución para mejorar el trayecto Tarragona-Barcelona. El trazado, que discurre paralelo al actual, un poco más al interior, prevé una estación en Cambrils y un conectador al sur del aeropuerto de Reus para enlazar con la estación del Camp.

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VICENÇ LLURBA / ARCHIVO La estación de alta velocidad del Camp de Tarragona, que esta semana ha cumplido diez años

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