La Vanguardia

Reivindica­ción turca

Con tres goles y un penalti, Arda Turan vuelve a exhibirse

- ANTONI LÓPEZ TOVAR Barcelona

Segunda parte. El Barça se imponía 3-0 y el espacio de animación del Camp Nou dedicaba insistente­s cánticos a “Paquito Alcácer”. En la línea habitual de sus funciones como blaugrana, el delantero valenciano ni estaba ni, a aquellas alturas de partido, se le esperaba en un equipo en el que se reunieron los seis fichajes de esta temporada y los dos, Arda y Aleix Vidal, de la anterior. Un once atípico para resolver una eliminator­ia sin interés en una contienda fría y lenta que no se activó hasta el gol de Digne. Después de 16 aparicione­s el lateral francés se convirtió en el primer fichaje del año en marcar en un partido oficial. Aprovechó un semifallo de Rafinha en el área para controlar y batir con la izquierda a Buigues. Fue una acción decisiva, en el sentido de que a partir de entonces fue coser y cantar para un Barcelona en el que Arda Turan volvió a reivindica­rse como jugador número 12 con una actuación solvente aderezada con la provocació­n de un penalti y la conversión de tres goles.

El turco, que había firmado un hat-trick frente al Borussia Mönchengla­dbcah, no sólo repitió anotación sino que guió el ataque y la definición del Barcelona durante la segunda parte, cuando se desencaden­ó el poder ofensivo blaugrana. Mención especial merece la última diana del partido, un robo de Arda en el vértice del área grande al que sucedió un tremendo disparo colocado a la escuadra contraria.

En general, todos los accesorios –¿Rakitic puede empezar a considerar­se como tal?– cumplieron adecuadame­nte en un escenario poco agradecido capitanead­os por Mascherano, que renunció a anticipar las vacaciones junto a Messi, Piqué, Neymar y Luis Suárez para sumar galones al partido más prescindib­le del curso.

Cillessen fue un espectador, Umtiti volvió a acreditar solvencia, Digne estuvo incisivo, Denis Suárez aportó mucha calidad y André Gomes aprovechó la oportunida­d para avanzar en su integració­n. ¿Y Alcácer? De nuevo extraviado, sin generar espacios y sin encontrar líneas de recepción. Pero se estrenó, por primera vez en partido oficial después de 574 minutos de juego con el Barcelona. El hecho de que estuviera en posición de fuera de juego cuando remató de cabeza un centro de Rafinha desviado por un defensa no evitó que el gol quedara oficializa­do. Poco después malogró un testarazo clarísimo, la noche en que todos quisieron reivindica­rse. Menos uno.

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