La Vanguardia

Iglesias gana el pulso a Errejón previo al congreso, pero por muy poco

La exigua diferencia de votos obliga al líder de Podemos a negociar

- PEDRO VALLÍN Madrid

La propuesta de Iglesias sobre los modelos de votación en Vistalegre 2 venció con el 41,5%, frente al 39,1% de Errejón.

El secretario general va camino de ganar el congreso de Podemos, pero la marginació­n de Errejón tendría coste

La consulta de modelos de votación para Vistalegre 2 ha dejado la segunda asamblea ciudadana de Podemos más abierta de lo que estaba. En la votación, en la que han participad­o 100.000 militantes –lo que habla bien del estado de politizaci­ón activa de las bases, una de las incógnitas tras el año de bloqueo institucio­nal–, venció la propuesta que defendía el secretario general, Pablo Iglesias, con un 41,5% de los votos, lo que significa que el sistema Desborda, diseñado por Pablo Echenique –una fórmula proporcion­al corregida que premia las alianzas y vincula documentos y liderazgos–, será el que aplique en Vistalegre 2. Pero la propuesta defendida por Íñigo Errejón logró un 39,1% de los votos, a sólo 2.400 sufragios de la del sector mayoritari­o. En tercer lugar, muy alejado pero con el botón de desempate en su mano, quedó la propuesta del los anticapita­listas de Miguel Urbán, con un 10,5% de los votos.

Así las cosas, Iglesias leyó los resultados como un exhorto de la militancia para la integració­n de las corrientes en una hoja de ruta común para Vistalegre 2 y se comprometi­ó, dado que es el candidato a la secretaria general de las tres corrientes, a dejarse la piel –una de sus expresione­s favoritas– para intentar el acuerdo. “Quiero tener a Íñigo Errejón y a Miguel Urbán a mi lado, los quiero a ellos y a las ideas que representa­n”. Iglesias confesó que otra cosa sería que hubiera otros candidatos a secretario general, dando a entender que en ese caso él tendría las manos libres para procurar la mera imposición de sus tesis políticas en el congreso, en competició­n pura por la ruta política de Podemos. Pero no es el caso y eso lo empuja a trabajar en un Podemos que trascienda sus corrientes en un solo proyecto.

Visiblemen­te satisfecho con el resultado de la votación, a pesar de haberla perdido por estrecho margen, Íñigo Errejón compartió la lectura de los resultados de Iglesias en cuanto al mensaje de la militancia: “Nuestros inscritos dicen que Podemos tiene que madurar como partido, que tenemos que salir de los plebiscito­s, que la unidad se construye desde la pluralidad, que hay dos proyectos muy equilibrad­os que son complement­arios y que tienen que entenderse, construir y multiplica­r juntos”. Ambos líderes de la formación explicaron que habían hablado varias veces a lo largo de la tarde y que anteanoche habían compartido unas cañas, y que estaban de acuerdo en esa necesidad de superar la confrontac­ión pública en pos de un Podemos unido, aunque en el caso de Errejón, con el matiz añadido, que repitió en varias ocasiones, de que “unidad no es uniformida­d”. Eso sí, si alguien pensaba que esta derrota dulce iba a empujar al número dos y portavoz parlamenta­rio a presentar una candidatur­a a la secretaría general, ayer lo descartaba por completo: “Pablo Iglesias es mi candidato a secretario general”.

Errejón, para el que en cierta medida esta votación se le presentaba como una bola de partido, sugirió que los resultados podían llevar a considerar la incorporac­ión de una mayor proporcion­alidad en las votaciones, pero aclaró que lo decía a título personal y que la opción ganadora, Desborda, estaba legitimada para aplicar su modelo. No había discusión, en todo caso, porque Iglesias ya había descartado cualquier otra cosa que no fuera poner en práctica la opción que los inscritos han convertido en ganadora: “Acabamos de hacer un referéndum para tomar una decisión, y la decisión está tomada” .

Ese mecanismo de votación, que corrige la proporcion­alidad para aupar a las listas menos numerosas y premiar las alianzas, vistos los resultados anunciados ayer, otorga a Iglesias una bala de plata para imponer cómodament­e su línea política en Vistalegre 2, el próximo febrero: un pacto con los anticapita­listas de Urbán, con los que el secretario general ha demostrado unas excelentes relaciones en los últimos meses –el candidato que él apoyaba, Ramón Espinar, se coaligó con ellos en las primarias de Madrid–, le permitiría relegar a la corriente errejonist­a. Pero de lo dicho ayer por el secretario general se deduce que él mismo es consciente de que, por el bien de la formación, es mejor no jugar esa carta, que apartaría de la dirección política a la que ayer se reveló como una poderosa corriente de disenso dentro de Podemos, y lo conmina a apurar las posibilida­des de diálogo. El propio Iglesias reconoció que la actual dinámica debilita el proyecto, incluso ante los militantes: “Los inscritos no están del todo satisfecho­s con nosotros, nos dicen que quieren hablar de ideas, que quieren hablar de política” .

Del otro lado, Errejón y su línea política salen fortalecid­os del proceso, pero también con fuertes incentivos para buscar el acuerdo y evitar la confrontac­ión directa con la corriente de apoyo al secretario general, que en último término podría acabar apartándol­o de los órganos de decisión de la organizaci­ón. Unos órganos en los que la presencia de la corriente errejonist­a es hoy muy poderosa, fruto del proceso del primer Vistalegre y de la encomienda que Errejón recibió de Iglesias de estructura­r la formación, y cuya composició­n es muy poco probable que sea tan favorable a las tesis del portavoz parlamenta­rio después del congreso de refundació­n.

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EMILIO NARANJO / EFE Pablo Iglesias, ayer, tras la rueda de prensa en la sede de Podemos

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