Los conservadores mantienen la ‘ley de los lavabos’ en Carolina del Norte
La polarización ideológica e incluso fractura con la que se cierra la era Obama, uno de los presidentes más progresistas en asuntos sociales, se expresa en Carolina del Norte como en pocos lugares de Estados Unidos.
“Estoy muy contrariado de que todavía mantengamos esta mancha en la reputación de este gran estado frente al resto del país y ante el mundo”, lamentó la noche del miércoles el gobernador electo, el demócrata Roy Cooper.
Aireó su desasosiego una vez que, tras nueve horas de debate, se rompiera en pedazos, cargados de reproches y acusaciones, el supuesto pacto entre los dos partidos para revocar la conocida como la ley de los lavabos.
Esta regulación impulsada por los republicanos, que siguen controlando las cámaras estatales, recibió su aprobación el pasado marzo y obliga imponer en los servicios públicos una separación por sexos de nacimiento y no por el adoptado individualmente.
Esta regulación, bajo el nombre de HB2, provocó boicots económicos, querellas –el Departamento de Justicia señaló que violaba el acta de Derechos Civiles–, consternación general, acritud y sonoras condenas. La NBA decidió sacar de Charlotte el partido de las estrellas de baloncesto del 2017. La liga universitaria de este deporte se llevó siete partidos. Ringo Star o Bruce Springsteen cancelaron sus shows.
Empresas tecnológicas como Twitter, Apple o IBM, entre otras, mostraron su disgusto. PayPal abandonó su plan de expansión, lo que significa centenares de puestos de trabajo. Hubo otro motivo que incitó a la revocación. El gobernador Pat McCory, estrella entre los ultraconservadores, perdió el 8-N, mientras que Donald Trump y los legisladores de su partido han salido más que airosos en esas urnas.
Todo parecía pactado. Los republicanos pusieron como condición que Charlotte retirara su ordenanza en la matería –muy liberal–, pero al ver que dejaba algunos aspectos, sabotearon el acuerdo. Lo cierto, aseguran los expertos, es que los conservadores jamás quisieron esa revocación. Al salir del Capitolio oyeron el desprecio ciudadano.