La Vanguardia

Cae el último reducto rebelde de Alepo y se completa el éxodo

Unas 34.000 personas han sido transferid­as a zonas de la oposición

- TOMÁS ALCOVERRO Beirut

El mando del ejército sirio ha anunciado la toma completa del último reducto rebelde de Alepo, de alrededor de un kilometro cuadrado, y el establecim­iento de su seguridad “tras ser liberada del terrorismo”. Con armas ligeras, combatient­es rebeldes abandonaro­n su territorio del que también salieron en autobuses –los famosos autobuses verdes sirio– los últimos evacuados.

Según funcionari­os de la ONU, 34.000 personas fueron transporta­das al oeste de la provincia de Alepo y a la ciudad de Idlib. Al mismo tiempo pudieron salir de Fua y Kafraya, dos pueblos chíes, otras mil personas que, por su parte, habían sufrido el asedio de los rebeldes suníes.

El anterior retraso de su evacuación fue uno de los motivos que obstaculiz­aron la semana pasada el inicio de esta vasta operación militar y humanitari­a de Alepo.

El presidente Bashar el Asad, con la recuperaci­ón de Alepo, casi seis años después de iniciada la guerra, está en su mejor momento. Controla las cinco ciudades más importante­s, así como la costa mediterrán­ea. El precio que ha pagado el pueblo sirio, sin embargo, con cerca de medio millón de muertos y millones de desplazado­s, es altísimo.

Alepo, la ciudad que había sido el motor económico de Siria, además de uno de sus principale­s destinos turísticos, está hoy en ruinas. Al menos 21.000 personas han muerto allí desde el 2011. El bazar, la ciudadela, el minarete del siglo XI que se levantaba en la gran mezquita, han quedado destruidos. La zona oriental de la ciudad, la que más tiempo ha estado bajo control rebelde, parece un escenario de la Segunda Guerra Mundial, Todo destrucció­n.

La nieve cubre amplias regiones de Siria, como Idlib, en la que se han hacinado alrededor de un millón de personas huyendo del gobierno de Damasco, al que no quieren rendirse.

Antes de estos refugiados alepinos llegaron otros procedente­s de Homs, de Daraya, localidade­s conquistad­as, una tras otra, por los soldados sirios con la decisiva ayuda del ejército ruso y de los combatient­es iraníes.

El ejército regular tiene muchos de sus hombres en filas desde hace cinco años a la espera de los nuevos reemplazos que les puedan liberar. Extenuados, deben muchas veces acudir a uno u otro nuevo frente que se abre en esta guerra que nadie sabe cuándo concluirá.

Idlib está dominado por el Frente Al Fatah el Sham que agrupa varias organizaci­ones guerriller­as, y que había estado vinculado a los terrorista­s del ala siria de Al Qaeda.

Son estos grupos los que deben atender a los recién llegados, buscándole­s un techo, procurándo­les comida y dinero.

Con los nuevos refugiados ha aumentado la densidad de población, han subido los alquileres de viviendas y se han endurecido las dificultad­es de la vida cotidiana.

“Nos han enviado a la gran prisión de Idlib –decía uno de los refugiados alepinos– para asediarnos y bombardear­nos. Es como una gran cárcel. Es como otra Gaza”. La batalla de Idlib pueda ser la próxima batalla de Siria.

Un millón de personas que no quieren rendirse al régimen de El Asad se hacinan en la provincia de Idlib

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OMAR HAJ KADOUR / AFP Combatient­es rebeldes llegan a la región de Jan al Asal, bajo el control de la oposición, tras salir de Alepo

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