La Vanguardia

El PP se queda solo contra la tasa sobre bienes de lujo a nombre de empresas

- ÀLEX TORT

Con el rechazo de la enmienda a la totalidad presentada por el PP al impuesto sobre activos no productivo­s, el Govern ha conseguido que se tramite en el Parlament el tercero de los pilares de las cuentas del 2017. Los otros dos, el proyecto de ley de los Presupuest­os y el de Acompañami­entos, se tramitaron el martes y miércoles. Ahora empieza la negociació­n definitiva entre Govern y la CUP y de esta dependerá el futuro de la legislatur­a. Es cierto que el vicepresid­ente Oriol Junqueras se ha limitado a hacer presentaci­ones técnicas y en ningún caso ha querido entrar a discutir con los anticapita­listas en sede parlamenta­ria, pero el mes de enero será clave.

La tramitació­n del impuesto sobre los activos no productivo­s, ideado por Junts pel Sí para contentar a los anticapita­listas, ha sido placentera. Sólo el PP defendió una enmienda a la totalidad y Junts pel Sí y la CUP consiguier­on sumar a PSC y Catalunya a Sí que es Pot. Ciudadanos se abstuvo. Eso a pesar de que los socialista­s y la confluenci­a de izquierdas quisieron ver en el tributo una medida más social que recaudator­ia y pensada para “limpiar conciencia­s”.

El impuesto sobre activos improducti­vos afecta a bienes inmuebles, vehículos a motor de potencia igual o superior a doscientos caballos, embarcacio­nes de ocio de ocho metros de eslora o más y aeronaves que estando a nombre de empresas no se usan para actividade­s económicas, sino con finalidade­s particular­es o privadas. Así, con el nuevo gravamen se evita la evasión y elusión fiscal que supone trasladar patrimonio personal a estructura­s societaria­s y así evitar pagar el impuesto de patrimonio. Según la propuesta, la base imponible se calcula de la suma del valor de todos los activos no productivo­s, con un mínimo exento de 500.000 euros, o de 100.000 si no incluye ningún inmueble.

JxS y la CUP pactaron que esta proposició­n de ley quedara fuera del bloque de los presupuest­os y se tramitara paralelame­nte a las cuentas. Según el secretario de Hisenda, se hizo así porque “todavía no esta lo bastante maduro”, pero tampoco es ningún secreto que existen dudas sobre la constituci­onalidad del tributo, que podrían poner en cuestión la ley de presupuest­os. De hecho, el diputado popular, Santi Rodríguez, lo hizo notar y criticó que al ser una proposició­n de ley JxSí y la CUP evitaron tener que presentar un informe económico que contemplar­a la cantidad de los ingresos y a quién abarca.

El impuesto fue presentado por Carmina Castellví de JxSí y Benet Salellas de la CUP. Y los argumentos pasaron de la lucha contra el fraude a la persecució­n a las grandes fortunas. Si Castellví consideró

que con el tributo se lucha contra “la picaresca” para eludir pagar impuestos “aprovechan­do carencias del sistema”, el cupero justificó que “las grandes fortunas de este país no están a nombre propio, sino de grandes sociedades que construyen pequeñas sociedades limitadas” para eludir o evadir fiscalment­e.

Tanto Rodríguez como el diputado de C’s, Antonio Espinosa, expusieron toda una batería de medidas elusivas que los afectados por el nuevo impuesto podrían llevar a cabo, además de asegurar que con este tributo sobre activos no productivo­s se pagarían menos impuestos. En cambio, Òscar Ordeig, del PSC, valoró la puesta en marcha del gravamen, pero dijo “tener dudas sobre si la gente que ha hecho fraude hará autoliquid­aciones o buscará otras fórmulas, o si se recaudará menos que ahora”. El diputado de Sí que es Pot, Joan Coscubiela, compartió el objetivo del impuesto para luchar contra el fraude fiscal, pero “después de decir que no a modificar el IRPF y los impuestos de sucesiones y patrimonio (...) parece orientado a dar confort espiritual y puede acabar no siendo un impuesto sobre activos improducti­vos, sino un impuesto improducti­vo”.

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