“Es aberrante usar este método como cirugía estética”

Josep Pous, director emérito de Cematec y excirujano ortopédico en la clínica Teknon, conoce la historia del método Ilizarov desde su misma llegada a España. Conoció al doctor soviético, “un tipo altivo”, y visitó su “clínica espartana” en los Urales, junto a media docena de cirujanos de Barcelona y Madrid. Pous aprendió la técnica e incluso hizo una demostración en Allahabad (India), hace veinticinco años, donde ya le sorprendió que “una chica bajita pero proporcionada” le rogara que la operara, a lo que se opuso, para consternación de sus colegas indios. “Aquí, un deportista también me imploró que le operara, para superar la altura mínima para ser bombero y también me negué”. Y es que el doctor Pous considera “aberrante” el uso del método Ilizarov “como si fuera cirugía estética”, porque “no está exento de complicaciones”. “Te estás jugando una parálisis del nervio”, explica, “y hay que estar todo el día encima, por si la aguja se mueve, por si se infecta..., el riesgo es demasiado alto para que se practique indiscriminadamente. Sólo se justifica en casos de asimetría, accidentes graves o enanismo –donde la autoridad es Ignacio Ginebreda (Dexeus)–, que van más allá de la estética”. Pous recuerda el caso de tres niñas con asimetría en las piernas a las que hizo crecer “12 o 13 centímetros” y que ahora ya son “señoras con hijas de aquella misma edad”. “De hecho, entre mis pupilos, pocos han querido seguir con el método Ilizarov, porque es farragoso, requiere prácticamente vivir con los pacientes durante meses. Y cuando has terminado con las tibias, por proporción, deberías empezar con los fémures, y luego con los húmeros (hueso mayor del brazo), porque si no puede ser que el paciente ni siquiera alcance a lavarse”. Aunque Pous no descarta que en España se haya podido operar algún caso por motivos frívolos, cree que se trataría de excepciones. De hecho, en el mundo hispano, el epicentro de esta técnica soviética está muy lejos, en Cuba, mientras que en Europa está en Italia: en Lecco, Bérgamo y otras clínicas de los alrededores de Milán.