Una propuesta sólida
En estos tiempos en que la letargia cultural parece haberse adueñado de Barcelona, y en que pocas son sus propuestas estimulantes, el estreno de una ópera contemporánea puede serlo. Especialmente, si el producto resultante es fruto de la inteligencia. Este es el caso de Displace, pieza camerística coproducida por Òpera de Butxaca i Nova Creació de Barcelona y por el festival Musiktheatertage de Viena, ciudad donde hace unos meses se estrenó el espectáculo, que cuenta con libreto de Helena Tornero.
La propuesta es sólida y presenta un conflicto dividido en dos partes protagonizadas por cuatro personajes, cantados por los mismos intérpretes: el desencanto a partir de la toma de conciencia de que ya no sentimos nuestro el mundo en que vivimos. En definitiva, la gentrificación, un proceso de enriquecimiento del barrio de una gran ciudad, que obliga a los autóctonos a exiliarse.
La calidad del libreto se complementa con la música de Joan Magrané y de Raquel García-Tomàs. Ambos han sido fieles a su propio estilo, pero han mantenido una unidad estilística en la primera y segunda parte y, sobre todo, han construido una pieza perfectamente cantable y sólidamente sustentada por un acompañamiento de violonchelo y viola, con el apoyo de músicas yuxtapuestas a modo de collage en el caso de García-Tomás.
El resultado es coherente y de una gran inteligencia, y está impecablemente defendido por los dos intérpretes, la soprano Elena Copons y el barítono Sébastien Soules, en el marco de una propuesta escénica bien dirigida por Peter Pawlik.