La Vanguardia

La policía abate en Milán al asesino de Berlín

El tunecino Anis Amri resulta muerto tras herir a un agente italiano

- EUSEBIO VAL Roma. Correspons­al

Anis Amri, un tunecino de 24 años a quien se considera el autor de la matanza del pasado lunes en el mercadillo navideño de Berlín, fue abatido en la madrugada de ayer por la policía italiana cuando hirió a un agente en un control rutinario cerca de la estación de tren de Milán. El presunto asesino huyó de Berlín a Chambéry, en Francia, y de allí a Turín.

La fuga de Anis Amri, el presunto autor de la matanza del pasado lunes en el mercadillo navideño de Berlín, terminó en la madrugada de ayer cerca de Milán. El tunecino, de 24 años, murió en un tiroteo con la policía, después de que él abriera fuego con su pistola durante un control rutinario al lado de una estación de ferrocarri­l.

El hombre más buscado de Europa entró en Italia procedente de Francia. Se cree que tomó un tren en Chambéry con destino a Turín. Luego prosiguió viaje hasta la capital lombarda. No está claro cómo y cuándo se desplazó desde Berlín a Francia. Las autoridade­s italianas no quisieron dar demasiados detalles para no entorpecer las investigac­iones ni ofrecer pistas a sus presuntos cómplices. La policía estaba tratando, anoche, de buscar la posible red de apoyo que pudiera tener Amri en Italia para desbaratar cualquier otro plan terrorista en fase embrionari­a o para abortar acciones de represalia.

Sorprendió, sin embargo, que, en un alarde de patriotism­o, el propio ministro del Interior, Marco Minniti, revelara el nombre de los dos policías a los que se enfrentó el tunecino. El ministro segurament­e quiso rendirles homenaje como héroes, pero es evidente que la publicació­n de sus nombres e incluso de sus fotografía­s podría ponerles en peligro.

Amri deambulaba cerca de la estación de Sesto San Giovanni, en la periferia norte milanesa, a las 3 de la madrugada. Una patrulla de la policía de Estado se acercó para verificar su identidad. Según una de las versiones, el tunecino les dijo que no llevaba documentos, pero se declaró italiano. “Soy calabrés”, afirmó. Los dos agentes pidieron a Amri que abriera la mochila que llevaba. Fue entonces cuando cogió la pistola de dentro la bolsa y disparó, hiriendo a uno de los policías en la espalda. ¡Policías bastardos!”, gritó Amri. El otro miembro de la patrulla, un policía aún en formación, desenfundó su arma y disparó al agresor, que fue alcanzado mortalment­e. Quedó tendido en el suelo y falleció a los pocos minutos. El policía herido tuvo suerte. La trayectori­a de la bala no le alcanzó ningún órgano vital. Trasladado al hospital, bastó una breve intervenci­ón quirúrgica para extraerle el proyectil. Su vida no corre peligro y podrá pasar las fiestas en casa. Tras la operación, se hizo incluso una selfie con compañeros policías que le visitaron en el hospital.

Pocas horas después, gracias al aspecto de Amri y a sus huellas dactilares, la policía italiana lo identificó, “sin ninguna sombra de duda”, según declaró Minitti en una rueda de prensa.

Más allá de la satisfacci­ón por haberle dado caza, lo que inquieta a las autoridade­s italianas son las complicida­des que Amri pudiera tener. El tunecino desembarcó en Lampedusa, en febrero del 2011, en plena avalancha de pateras desde el país norteafric­ano. Fue entonces cuando la diminuta isla, el territorio italiano más meridional, comenzó a ser noticia internacio­nal. Amri, que ya tenía 19 años, se hizo pasar por menor de edad. En los próximos meses protagoniz­ó diversos incidentes. Provocó incendios en centros de acogida y realizó agresiones. Pasó varios años en diversas cárceles sicilianas hasta que se decretó su expulsión, que no se materializ­ó por la negativa de Túnez a la repatriaci­ón. A partir del verano del año pasado se instaló en Alemania, donde fue rechazada su petición de asilo.

En Italia ha hecho reflexiona­r el hecho de que Amri entrara en contacto con la ideología radical islamista mientras estaba en las cárceles sicilianas, y que fuera allí donde se radicaliza­ra. Se recuerda, por ejemplo, que Amri llamó la atención por vejar a otro recluso, por ser cristiano. “Te cortaré la cabeza”, le amenazó. Amri era de quienes expresaron júbilo en enero del 2015, después del atentado contra el semanario Charlie

Hebdo, en París.

Italia busca posibles cómplices para desarticul­ar la red de apoyo al terrorista El tunecino llegó en tren desde Francia y deambulaba solo a las 3 de la madrugada

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DANIELE BENNATI / EFE
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AFP Intercepta­do en un control. El agente de policía Cristian Movio, que recibió un disparo de Anis Amri en la espalda, se recupera de sus heridas en un hospital de Milán. Su compañero de patrulla, Luca Scatà, todavía en formación, fue quien desenfundó su...

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