Escuelas: suspenso en inglés
La universidad urge a Ensenyament a que contrate maestros con alto nivel
La globalización económica ha provocado, en una sola generación, un terremoto en el espacio en el que vivimos, trabajamos y visitamos. El mapa mental ya no se circunscribe a la ciudad o el país en el que se nace, se ha agrandado al mundo. De manera que ya es inconcebible pensar en vidas que, de principio a fin, transcurran en la misma localidad. O en ciudadanos que no necesiten en su empleo o en su vida cotidiana, el dominio de un idioma extranjero. De hecho, los expertos consideran que el inglés, convertida en la lengua franca, creará una brecha social, un corrimiento de tierra que separará los habitantes en dos clases, la de aquellos que dominan el idioma y tienen acceso a cualquier empleo y la de aquellos que sólo podrán trabajar en determinados puestos limitados al ámbito local.
“La escuela catalana no garantiza el nivel de inglés suficiente como para estar en el lado competitivo”, afirma la profesora del Departament de Didáctica de la Lengua y Literatura de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Cristina Escobar, “y no lo hará hasta que los docentes hablen bien el idioma y tengan habilidades para enseñarlo”, concluye la especialista y coautora del informe sobre la formación de los maestros de primaria en lenguas extranjeras, en el que han participado las facultades de Educación catalanas y el Departament d’Ensenyament. Este estudio, acabado en el 2015 y que está en manos de la conselleria, es un encargo realizado por la propia administración al programa Mejora e Innovación de la Formación de Maestros (MIF). Entre otras cosas concluye que, para garantizar un buen nivel de inglés o de otra lengua extranjera, los profesores deberían tenerla previamente. Y no sólo el especialista en inglés sino todos los maestros generalistas, que darían mayor importancia al papel de las lenguas en el centro escolar. “Al acabar el grado, todos los estudiantes han de demostrar competencias lingüísticas y didácticas suficientes y relativas a la enseñanza de y en lenguas extranjeras”, subraya el informe.
El hecho de que las escuelas no tengan aún profesores cualificados puede explicarse debido a que cuando fueron contratados no se exigía estos conocimientos. Y que la formación continua tampoco ha dado resultado (poco exigente en acreditación, señala el estudio). “Pero el problema sigue existiendo”, explica Escobar, “puesto que tampoco ahora se pide inglés para trabajar de profesor. Los maestros entran por la lista de interinos (hace años que no se convoca concurso público) donde no se exige ninguna acreditación”. Ensenyament replica que el dominio del idioma se presupone al finalizar unos estudios universitarios y que las escuelas pueden pedir determinados perfiles, incluido el dominio de idiomas, para la contratación de algunos maestros. En todo caso, sostiene un portavoz, está trabajando para cumplir con el objetivo de conseguir el plurilingüismo en las aulas. La UE definió en el 2002 el Marco Europeo Común de Referencia pa-
ACCESO A LA UNIVERSIDAD En bachillerato deben acabar con un B2 pero el nivel más común es el A2, dice el informe MAGISTERIO Los alumnos del grado de Educación no estudian lenguas ni como enseñarlas
ra las lenguas (MECR) en el que recomendaba a los sistemas educativos el aprendizaje de, al menos, dos lenguas extranjeras, una a nivel avanzado y, otra, a nivel básico.
La realidad no es la deseable. En teoría, los bachilleres deberían acabar con un B2 en inglés pero “el nivel que se ha detectado como más común al acceder a la universidad es el A2”, indica el informe del MIF. Es decir el nivel de una comunicación de oraciones sencillas. La UAB, que evalúa de idiomas a los estudiantes que entran en el campus, de cualquier grado, ha presentado los datos de este curso: sólo el 33% tiene un nivel de B2, que garantiza la capacidad de usar una lengua extranjera para comunicarse satisfactoriamente tanto en el ámbito académico como en el profesional. Esta cifra, siendo exigua, significa una mejora notable, pues en el 2010 era de un 8%. La mala noticia es que el 70% oscila entre una acreditación de A1 y de B1. “En definitiva, no enseñamos bien ni la primera lengua”, dice Escobar.
Así la situación, los aspirantes a maestros presentan el mismo déficit de lenguas. Y tampoco se les exige mayor nivel ni para acceder a la universidad, ni durante la formación, ni tampoco en la contratación. Este curso, los jóvenes que quieran estudiar Educación deberán superar unas pruebas de aptitud específicas para entrar en el grado de Infantil o Primaria (denominadas PAP). Esta prueba, complementaria a la selectividad, se ha diseñado para seleccionar a los mejores estudiantes para que los niños de mañana tengan a los profesionales mejores preparados. Pues bien, las PAP tampoco contemplan ninguna evaluación en lengua extranjera, ni los estudiantes deben sacar una nota mínima en el examen de inglés de selectividad como sí se exige en catalán y en castellano.
“Es una cuestión de equidad”, indica la profesora de la UAB que explica que hay alumnos cuyas familias han tenido interés y, sobre todo, han podido pagar estudios de inglés a sus hijos, con extraescolares o estancias en el exterior. “Si se pidiera un determinado nivel, éstos tendrían ventaja sobre las familias desfavorecidas”. Por eso, en algunas universidades como la UAB no se exige nada de entrada a Magisterio pero sí al finalizar el primer año (un B2) . Y las facultades ofrecen facilidades para aprender. “Los planes de estudio se cambiarían en lenguas extranjeras si la administración exigiera determinado nivel para trabajar”, concluye Escobar.