Colau reta a la oposición a formar un gobierno alternativo para echarla
El pleno cierra la puerta a los presupuestos de BComú y se activa la cuestión de confianza a la alcaldesa
El pleno municipal rechazó ayer los presupuestos municipales, los primeros de la alcaldesa Ada Colau, por 26 votos en contra –CiU, C’s, ERC, PP y la CUP– y sólo 15 a favor, los de los ediles de BComú y el PSC. Un portazo en toda regla a la gestión municipal de los comunes al frente del Ayuntamiento de Barcelona, que tampoco han podido sacar adelante ni las ordenanzas fiscales ni el plan de actuación municipal (PAM). Sin embargo, la alcaldesa, lejos de amedrentarse por el rechazo a sus cuentas, retó a los grupos de la oposición a formar un gobierno alternativo en 30 días, que es el plazo que otorga la cuestión de confianza. Si no lo consiguen, las cuentas quedarán aprobadas de forma automática el 25 de enero.
Colau sabe que es una alianza del todo imposible, debido a las distintas sensibilidades con representación en el pleno de Barcelona. Sólo el presidente del grupo municipal del PP, Alberto Fernández, hizo amago de intentarlo. Por eso, la alcaldesa especuló con la poca fe que tiene la oposición en poder presentar en un mes un candidato alternativo. “La aritmética lo permite y lo pueden hacer, pero lo dan por perdido”, apuntó.
En la defensa de los presupuestos, Colau dijo que no le gusta la cuestión de confianza para aprobar las cuentas municipales, pero que es el único mecanismo legal que tiene en la mano para sortear el bloqueo en el que está el Ayuntamiento. “Si pudiera convocaría elecciones. No tengo apego a la silla”, expresó entre los abucheos de algunos ediles de la oposición. Acusó a los grupos de no querer dialogar, de optar por el silencio durante la comisión extraordinaria de Economía de la semana pasada, cuando las cinco formaciones decidieron no debatir las cuentas con el teniente de alcalde Gerardo Pisarello y expresaron únicamente su voto contrario.
La alcaldesa fue especialmente dura con ERC y la CUP, que son capaces de entenderse en la Generalitat,
Si el resto de grupos no logra formar una mayoría, las cuentas quedarán aprobadas el 25 de enero
“donde gobierna la derecha” y, en cambio, en el Ayuntamiento, se oponen a que la ciudad tenga unos presupuestos. “Son necesarios más allá de intereses privados y partidarios”, aseveró.
BComú contó con el único apoyo de los socialistas. El segundo teniente de alcalde, Jaume Collboni, acusó a los grupos de votar en contra con el único interés de desgastar al gobierno. Puso como ejemplo su apoyo a los presupuestos del 2015 –aún vigentes– cuando Xavier Trias era alcalde.
Precisamente sobre el mandato de Trias y para refrescar la memoria a los presentes, la concejal de CiU Sònia Recasens recordó algunas frases sobre la cuestión de confianza de Trias, expresadas por algunos ediles que ahora tienen responsabilidad en el gobierno de Colau. Hizo referencia a Jordi Martí, ahora gerente municipal y antes presidente del grupo socialista, y a la teniente de alcalde Janet Sanz, concejal de ICV, y que calificaban de “fracaso” aprobar las cuentas a través de este mecanismo. Por su parte, el portavoz convergente, Joaquim Forn, advirtió que el ejecutivo local está excluyendo a una parte de la ciudadanía y aseguró estar preocupado por la “gestión deficiente que el equipo de gobierno hace de la ciudad”.
Las críticas a las formas autoritarias de los comunes fue una constante de todos los grupos. Carina Mejías, de C’s, calificó las cuentas de “antidemocráticas”. Aseguró que las ofertas de diálogo del primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, eran una “farsa” y denunció la sumisión financiera respecto a la Generalitat. No estuvo de acuerdo con este punto el republicano Alfred Bosch, quien lamentó que en el Parlament la formación de Colau no apoye unos presupuestos que benefician a los barceloneses. Bosch recomendó a la alcaldesa que piense en la ciudad y no en el nuevo partido que quiere formalizar.
Por su parte, Alberto Fernández (PP) lamentó que una minoría quiera imponer su tesis a una mayoría. María José Lecha (CUP) arremetió contra Colau por no representar a la nueva política que tanto habían pregonado y no aceptar ninguna de sus alegaciones. “Estamos igual que antes de mayo del 2015”, remató.