Un barrio para el arte
El proyecto cultural La Volta dinamiza el comercio de Sant Narcís de Girona, una zona muy castigada
Lo que durante años fue la panadería Les Voltes del barrio de Sant Narcís de Girona es ahora un taller compartido por un estampador, un artesano del vidrio, una escultora y un diseñador. Dar una oportunidad a jóvenes creadores y dinamizar económicamente un barrio castigado por el paulatino cierre de negocios, el envejecimiento de la población y los numerosos inconvenientes sufridos por ocho años de obras del tren de alta velocidad es el doble objetivo que persigue el proyecto La Volta, una iniciativa impulsada a finales del 2014 por la asociación cultural Fang, financiada inicialmente con fondos europeos y actualmente por el Ayuntamiento de Girona.
Los negocios que aún están activos en la plaza Assumpció, epicentro de este barrio obrero nacido en pleno franquismo para paliar el déficit de viviendas sociales y acoger nuevos vecinos fruto de las oleadas migratorias, se pueden contar con los dedos de una mano. “Antes había más de veinte comercios de todo tipo alrededor de la plaza, ahora quedamos sólo cuatro”, explica el jubilado Aureli Rabenaque desde la trastienda de la bodega regentada ahora por su hija. La mayoría de locales están vacíos o se han rehabilitado como viviendas. “Las grandes superficies comerciales, las jubilaciones y los elevados alquileres han hecho mella en el comercio”, explica. Un barrio en el que residen actualmente unas mil personas y que tiene una de las ratios de envejecimiento más altas de Girona.
El proyecto cultural La Volta ha logrado recuperar cuatro de esos locales vacíos por los que han pasado ya una veintena de artistas, creadores y artesanos. Uno de los últimos en hacerlo ha sido Juan Righetti, un artesano del vidrio que da una nueva vida a objetos sin uso. “En casa tengo limitaciones de espacio y no dispongo de ningún lugar para exponer y dar a conocer mi obra”, explica. Uno de los impulsores de la iniciativa, el realizador Joanot Cortès, destaca que La Volta es también “una plataforma de lanzamiento” de proyectos creativos de jóvenes que imprimen una nueva mirada a antiguos oficios. Actualmente, ocho artistas tienen su residencia en este espacio y cinco han logrado emanciparse y crear su propio negocio.
El concejal de Cultura del Ayuntamiento de Girona, Carles Ribas, destaca el efecto “revitalizador para el barrio” de esta iniciativa en la que el Consistorio invierte anualmente unos 70.000 euros en concepto de alquiler de locales y rehabilitación. Recientemente, ha comprado uno de los edificios de la plaza Assumpció por 135.000 euros con el objetivo de “ir ampliando” el proyecto.