El manantial de Bebe
Tras cuatro años de silencio discográfico, Bebe publicó a finales del año pasado Cambio de
piel, un álbum muy ecléctico y en el que la artista se supera a sí misma en términos cualitativos. Doce nuevas y aquilatadas canciones que han tenido una muy buena acogida, tanto en las listas de ventas, como en el curso de su arrolladora gira de presentación por España y Latinoamérica.
En vista del éxito, y para remachar el clavo, ahora Bebe pone en danza una reedición de
Cambio de piel en formato CD+DVD, con los doce temas originales, cuatro bonus track, un tema inédito, seis canciones en directo y cinco videoclips. La excusa perfecta para ofrecer un magno concierto en el Palau de la Música, ponerlo de bote en bote, y deleitar a un público sediento tanto de su audacia interpretativa como de su manantial creativo.
Entre los vítores de la audiencia, Bebe apareció de lo más elegante, vestida con pantalón pitillo y calzando tacón de aguja, para entonar de buenas a primeras una canción tan reflexiva y profunda como Borrones, sentada en un sillón colonial. Fue el inicio de un espectáculo dinámico y con mucho movimiento escénico, en el que la artista extremeñovalenciana interactuó la mar de bien con un cuarteto eléctrico de músicos comprometidos y altamente imaginativos.
Con su voz encantadoramente áspera y una extraordinaria habilidad para convertir en arte el recitado, el susurro y el grito, Bebe se fajó como una leona en una amplia panoplia de estilos. Desde la deliciosa atmósfera
jazzy de Todo lo que deseaba ,al restallante rocanrol de los temas Bala perdida y Chica precavida, amén de moverse con gracia infinita en la órbita más rapera de La bicha, uno de sus grandes y ya clásicos “hits”. Sin dejar de exhibir su madurez dorada en tanto que compositora, ya fuese en temas más filosóficos y meditativos como Tan lejos, tan cerca, o en canciones de exaltación de la vida como Que
llueva.
Ya en la recta final, una Bebe pletórica interpretó con mucha
garra su primigenio “hit” Malo, entre el delirio de la afición. Antes de levantar al público de sus asientos, en tiempo de bises, con un apoteósico Respirar cantado en catalán y castellano. Bestial.