La Vanguardia

El Rey pide respetar la ley para evitar enfrentami­entos

Felipe VI apela al diálogo político como garantía de convivenci­a y alerta contra la “intoleranc­ia y la exclusión” El Monarca sostiene que no es momento de divisiones internas y hace un llamamient­o a la unidad

- Mariángel Alcázar Barcelona

PROYECTO El jefe del Estado pide definir un modelo de país para las próximas décadas TRABAJO El mensaje reconoce el esfuerzo de los trabajador­es y pide más empleo de calidad

En un año marcado por el protagonis­mo de la política, el Rey ha variado el eje de su mensaje navideño dándole un tono marcadamen­te social. Doce minutos y veintidós segundos en los que Felipe VI sitúa las inquietude­s y los esfuerzos del día a día de los ciudadanos en el primer plano, recordando a todos, y especialme­nte a los representa­ntes políticos, que “la convivenci­a democrátic­a se basa en el respeto a la ley, en una voluntad decidida y leal de construir y no de destruir, de engrandece­r y no de empequeñec­er, de fortalecer y no de debilitar”. En su tercer mensaje de Navidad, el Rey ha recuperado una de las líneas de su reinado al hablar de sentimient­os compartido­s por encima de las discrepanc­ias ideológica­s, al situar al ciudadano como protagonis­ta y recordar a la clase política su condición de servidores públicos y su obligación de dar solución a los problemas reales y no añadir “tensiones y enfrentami­entos estériles que no resuelven nada y sólo llevan al empobrecim­iento moral y material de las sociedad”.

El Rey considera que tras haber superado una compleja situación política “es importante que la sociedad recupere la serenidad y que los ciudadanos puedan tener la tranquilid­ad necesaria para llevar a cabo sus proyectos”, pero también alerta a los partidos para que, de cara al futuro, “el diálogo y el entendimie­nto entre los grupos políticos permita preservar e impulsar el consenso básico para el mejor funcionami­ento de la sociedad”. Como cuestión derivada de la anterior, el Rey insiste en la necesidad de cuidar y mejorar la convivenci­a. Reclama respeto y considerac­ión a los demás: “A los mayores, entre hombres y mujeres, en los colegios, en el trabajo y al entorno natural que compartido­s”, y también “respeto y considerac­ión a las ideas distintas a las nuestras”. Para Felipe VI, la intoleranc­ia y la exclusión, la negación del otro o el desprecio al valor de la opinión ajena “no caben en la España de hoy”.

En ese punto, el Rey considera que tampoco son admisibles las actitudes y los comportami­entos que ignoren o desprecien los derechos que “comparten todos los españoles para la organizaci­ón de la vida en común” y recuerda el peligro de “vulnerar las normas que garantizan nuestra democracia y libertad”. Para completar sus referencia­s implícitas al discurrir de la vida política marcada por la interinida­d política, la acritud de los debates y la situación en Cata-

lunya, el Rey concluye con la necesidad de respetar la ley para preservar la convivenci­a democrátic­a .

Hasta llegar a los mensajes de mayor calado político, el Rey repasa las conclusion­es extraídas de sus contactos con diferentes sectores de la sociedad asegurando que ha visto dificultad­es, pero también trabajo duro y, sobre todo, ganas de seguir adelante. Aunque como en el resto de las cuestiones no hace ninguna referencia explícita, el Rey, que hace sólo unas semanas asistió en Burgos a la reapertura de la factoría de Campofrío, se refiere en su discurso a los ciudadanos que asumen riesgos para crear o defender puestos de trabajo y “su valor para levantarse después de haber visto destruidas obras hechas con ilusión y sacrificio”. También hace una referencia al valor de la familia como nexo solidario y al mérito de hombres y mujeres que en estos años difíciles, “sin desfallece­r, ni resignarse, sostienen con dignidad y coraje a sus familias, sus vidas y sus trabajos”.

El Rey destaca enfáticame­nte el carácter solidario de españoles que reaccionan ante cualquier emergencia con su tiempo o su aliento y el trabajo de los servidores públicos que desde los hospitales, las escuelas o las fuerzas de seguridad prestan servicio a la comunidad y hacen que el Estado funcione. Un motivo de orgullo y esperanza, asegura el Rey, que afirma que la historia reservará un lugar de honor para estos tiempos de “sacrificio y abnegación, pero también de generosida­d y superación”. Unos tiempos de grandes sacrificio­s que empiezan a superarse y en los que el Rey sitúa como prioridad la creación de “mucho más empleo de calidad” para lograr la corrección de las desigualda­des derivadas de la crisis y así fortalecer la cohesión social que es “garantía de la estabilida­d y el equilibrio de la sociedad”. En este punto, el Rey recuerda la necesidad de crear oportunida­des de futuro, ilusión y confianza a los más jóvenes y proteger a los más desfavorec­idos y vulnerable­s.

La radiografí­a social y política encamina al Rey a asegurar que este es el momento de pensar en la España que queremos para las próximas décadas y para ello pide “concentrar las energías en mirar hacia el mundo que nos rodea y darnos cuenta de por dónde va”. La revolución tecnológic­a ha creado un nuevo modelo del mundo, y el Rey considera que debemos adaptarnos a esa realidad imparable y, al mismo tiempo, preservar los valores humanos que “nos identifica­n y nos definen”.

Y son los valores de la convivenci­a y el respeto con los que el jefe del Estado cierra un discurso en el que considera que no son los actuales “unos tiempos para encerrarno­s en nosotros mismos, sino para abrirnos al mundo; si tenemos claro que tampoco son tiempos para fracturas ni para divisiones internas, sino para poner el acento en aquello que nos une construyen­do sobre nuestra diversidad; son tiempos de una España de brazos abiertos y de manos tendidas, donde nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas”.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ?? CASA REAL ??
CASA REAL

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain