La Vanguardia

Jaroslaw Kaczynski

LÍDER POLACO

- MACIEJ STASINSKI Varsovia. Correspons­al

Kaczynski, líder del partido Ley y Justicia, verdadero jefe de Estado en Polonia, pese a no tener cargo en el Gobierno, mantiene su deriva autoritari­a que está socavando la democracia y lleva a un enfrentami­ento con la UE.

Polonia entra en las fiestas navideñas y en el Año Nuevo en medio de una gravísima crisis política, con pasiones desatadas, un Parlamento paralizado y sin fácil solución a la vista. En poco más de un año en el poder, el régimen nacionalis­ta ha conseguido poner en entredicho casi todo lo que Polonia había conquistad­o hace 27 años al derrotar el comunismo: las libertades, la democracia liberal y el Estado de derecho.

Ausente la generación de protagonis­tas y padres fundadores de la transición democrátic­a y la independen­cia que hace 30 años cerraron filas con Lech Walesa y el sindicato Solidarida­d para acabar con el comunismo, Polonia se aboca a un futuro tenebroso con un régimen autoritari­o dirigido por un caudillo en ciernes, Jaroslav Kazinsky, líder del partido Ley y Justicia, una fuerza nacionalis­ta y católica ultraconse­rvadora que aleja a Polonia de los valores esenciales de la UE.

La semana ha sido de mucha tensión. Miles de personas en toda Polonia han atendido la llamada del Comité para la Defensa de la Democracia y han salido a la calle para protestar contra el Gobierno. Esta “huelga ciudadana” se inició el martes. Los manifestan­tes llevaban retratos de las víctimas de hace 35 años, cuando el régimen comunista decretó la ley marcial para frenar el movimiento democrátic­o.

El Gobierno reaccionó con cautela. Kazinsky sabe que no está sobre terreno sólido cuando se habla de la lucha contra el comunismo. A diferencia de otros líderes comunistas, él no fue detenido. El jueves ordenó desmontar las barreras con la que había “protegido” el Parlamento, y la gente que, desafiando el frío, había protestado día y noche, se fue a casa a ultimar las compras de Navidad.

El miércoles, la Comisión Europea había dado a Polonia dos meses para variar de política y rectificar el rumbo autoritari­o. En caso de no cumplir, perderá derechos de voto.

El proyecto de ley para regular la libertad de reunión está en el punto de mira de Bruselas. Si esta ley se aprueba como está redactada –y es muy fácil, dado que el Gobierno tiene mayoría absoluta en las dos cámaras del Parlamento–, la oposición no podrá organizar más protestas en la calle.

Un grupo de diputados de la oposición está decidido a ocupar la Cámara de Diputados durante las fiestas, hasta que el pleno se reúna en enero. Exigen que se anulen los presupuest­os, que el Gobierno nacionalis­ta aprobó sin debatirlos, en una sesión a puerta cerrada en la que, incluso falsificó la lista de asistentes.

El Ejecutivo, sin embargo, no hace caso y anuncia represalia­s. Se sabe inmune a las protestas y a la ley después de que haya anulado el Tribunal Constituci­onal, el último contrapeso a su poder absoluto.

La lucha por la democracia en la Polonia de los años ochenta fue admirada en todo el mundo. Los polacos que recuerdan aquellos tiempos que culminaron en 1989 con la caída del régimen comunista no salen ahora de su asombro al ver cómo en los pasados 14 meses un gobierno salido de las urnas ha conseguido demoler la democracia liberal y el Estado de derecho. El régimen nacionalis­ta de Ley y Justicia ha convertido la mayoría parlamenta­ria en una implacable máquina de aprobar todo lo que ordena Kaczynski, y lo hace como si fuera una apisonador­a, sin molestarse en debatir las propuestas o consultar a expertos. El Gobierno atropella sin miramiento­s la Constituci­ón y los mecanismos de control.

Jaroslaw Kaczynski, que entre el 2005 y el 2007 fue primer ministro, hoy no tiene ningún cargo oficial. Dirige el país desde la jefatura de Ley y Justicia. Su rechazo a la democracia liberal es público y notorio. Su modelo es la Hungría de Víktor Orban.

Apartado del poder en las elecciones anticipada­s del 2007, Kaczynski está ahora decidido a atar todos los cabos del poder.

Los comicios de octubre del 2015 los ganó tras una campaña basada en el lema “Polonia en ruinas” y en la denuncia del supuesto atentado terrorista en Smolensk. En realidad, como dictaminó una comisión de expertos, fue un accidente aéreo ocurrido en el 2010. Falleciero­n el presidente Lech Kacynski, hermano gemelo de Jaroslav, y otras 95 personas cuando el avión presidenci­al se estrelló en esta ciudad rusa por culpa de la niebla. El régimen, sin embargo, habla de una conjura del Kremlin contra Polonia y utiliza esta tragedia para atizar el miedo de la sociedad polaca al gigante ruso, estrategia que le permitió ganar las elecciones con amplia ventaja.

Nada más tomar el poder hace poco más de un año, Jaroslav Kaczynski se apresuró a neutraliza­r el Tribunal Constituci­onal con una nueva ley y nombró a tres jueces en sustitució­n de otros tres

LA CALLE Masivas protestas en toda Polonia contra las leyes que minan el Estado de derecho

EL PODER Kaczynski aplica el rodillo parlamenta­rio para someter a la Justicia

elegidos legítimame­nte, pero que no eran de su obediencia. El Tribunal, cuyas sentencias son vinculante­s, tumbó la reforma, pero Kaczynski ordenó al Gobierno que no la acatara. El Parlamento tiró adelante y utilizó su rodillo para destituir al presidente del Constituci­onal, el “rebelde” Andrzej Rzeplinski.

Anulado el Alto Tribunal, los nacionalis­tas han promulgado una avalancha de medidas que coartan las libertades ciudadanas y aumentan el poder del Ejecutivo. Han copado el cuerpo de funcionari­os con una purga masiva, que ha llegado hasta los museos y los teatros. Lo mismo han hecho con los medios de comunicaci­ón públicos, que se han transforma­do en instrument­os de propaganda. Han acabado con la independen­cia del poder judicial. Han dado más poder de vigilancia a la policía. Han llenado las empresas públicas con directivos incompeten­tes pero leales que han financiado proyectos políticos sin sentido empresaria­l. Han coartado la libertad de los campesinos de disponer de sus tierras. Por último, se disponen a limitar el derecho de reunión y manifestac­ión.

El régimen cuenta, asimismo, con un cuerpo paramilita­r de “defensa territoria­l”, que tiene poderes para velar por “la seguridad interna”. Depende del ministro de Defensa, que a la vez ha despedido a los más experiment­ados altos oficiales.

Su próxima reforma afectará a la educación. La escuela moderna, implantada durante los últimos 20 años, será sustituida ahora por una nacionalis­ta.

El Gobierno ha llegado incluso a purgar a los mejores expertos en la cría de caballos árabes del mundo en Janow Podlaski. Tampoco ha vacilado en decretar la tala de Puszcza Bialowiesk­a, el bosque más antiguo de Europa

El régimen trata a Polonia como tierra ocupada y se abroga derechos ilimitados de conquista. Sólo en dos ocasiones se ha echado atrás. Primero, el pasado septiembre, cuando cientos de miles de mujeres salieron a las calles para protestar contra la prohibició­n absoluta del aborto. Y segundo, cuando pretendió expulsar a la prensa del Parlamento a fin de que la opinión pública no se entere de su conducta autoritari­a, lo que provocó una indignació­n general.

La estrategia política de Kaczynski va acompañada de una campaña de acoso y derribo contra los disidentes. Los portavoces de Ley y Justicia los tachan de “enemigos de la nación”, polacos “de la peor calaña”, “traidores”, “agentes comunistas”, “ladrones”, “apátridas”, “malhechore­s”, “gamberros” y “golpistas”, insultos que evocan los peores tiempos del comunismo.

Kacynski está prácticame­nte rompiendo con la Unión Europea. Se ha negando a admitir refugiados, se niega a las políticas integrador­as de Bruselas y desprecia todas las críticas a su conducta como intromisio­nes.

El régimen nacionalis­ta de Ley y Justicia cuenta con el respaldo explícito y a veces entusiasta de la Iglesia católica del país, que, olvidando su vocación europeísta y de defensa de las libertades del hombre frente al poder, se ha volcado en respaldar el autoritari­smo.

“Si el régimen no se detiene, habrá que hacer lo posible para apartarlo del poder cuanto antes”, afirmó hace unos días Lech Walesa.

 ??  ??
 ?? JANEK SKARZYNSKI / AFP ?? Una caricatura de Jaroslav Kaczynski, comparándo­lo con el líder comunista Wojciech Jaruzelski, que impuso la ley marcial en 1981
JANEK SKARZYNSKI / AFP Una caricatura de Jaroslav Kaczynski, comparándo­lo con el líder comunista Wojciech Jaruzelski, que impuso la ley marcial en 1981

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain