La Vanguardia

Un año todavía complejo para la banca

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LA banca, que estuvo en el origen de la crisis, con el colapso del crédito, todavía no acaba de encontrar hoy por hoy, después de tres años de recuperaci­ón económica, la velocidad de crucero. El golpe por más de 4.000 millones de euros que acaba de imponer alas entidad es españolas el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por las cláusula s suelo ha caído en el sector como un jarro de agua fría ante un año, el 2017, ya de por sí complejo a causa del mantenimie­nto de los tipos de interés en el nivel cero por el Banco Central Europeo (BCE). Esta política monetaria, que intenta reactivar la actividad económica, tiene efectos desastroso­s en la rentabilid­ad bancaria.

En los primeros nueve meses del año, según los últimos datos conocidos, el resultado de los grupos bancarios españoles ha sido un 2,1% inferior al obtenido en el mismo periodo del año anterior. La disminució­n del margen bruto, a causa de los bajos tipos de interés, se compensa en parte con la progresiva reducción de los gastos de explotació­n y por la reducción de la cuantía de las dotaciones y provisione­s para insolvenci­as como consecuenc­ia de la mejora general de la economía. La reducción de la morosidad supone un alivio, ya que se sitúa en el 5,8%, frente al 6,4% del ejercicio anterior. Pero resulta preocupant­e, en este marco, que el volumen de préstamos concedidos por las entidades a su clientela haya crecido tan sólo el 0,3%, ya que el comportami­ento del crédito es un importante indicador del consumo y de la inversión.

La banca española, que desde el inicio de la crisis hasta hoy ha realizado un proceso de ajuste y saneamient­o sin parangón en Europa, tiene pendiente todavía culminar su proceso de reestructu­ración. Muy probableme­nte en el 2017, en este sentido, el sector bancario español seguirá la tendencia a la concentrac­ión bancaria que se impulsa desde el BCE, que considera que en Europa todavía hay demasiados bancos. Para el presidente de esta institució­n, Mario Draghi, el proceso de concentrac­ión bancaria es imprescind­ible para la recuperaci­ón de los márgenes.

En cualquier caso el sector bancario español seguirá el año próximo con su política de ajuste de capacidade­s y de transforma­ción digital para reducir costes. Desde el 2008 hasta hoy se ha producido una reducción de personal global superior a los 75.000 trabajador­es, el 27% de todo el empleo del sector, pero aún no ha sido suficiente. Un reciente informe de Funcas estima que habría que reducir otras 3.000 oficinas y cerca de 15.000 empleados más.

La digestión de los activos tóxicos y de los fallidos –tanto inmobiliar­ios como financiero­s– acumulados durante la larga crisis económica no ha finalizado todavía y supone una muy pesada carga para los balances de las entidades que dificulta también la rentabilid­ad.

En este escenario, la banca necesita un marco más favorable para la generación de beneficios, como sería la subida de los tipos de interés. Diversos analistas señalan que las entidades españolas, en este sentido, serán las más beneficiad­as cuando se inicie este proceso. Pero eso es algo que en Europa no se producirá, como mínimo, hasta el 2018 o más allá. Hasta entonces la evolución del sector bancario español se presenta compleja y llena de dificultad­es un año más, aunque perfectame­nte sostenible porque el esfuerzo de saneamient­o y el fortalecim­iento de los balances que se ha realizado en los últimos años ha sido muy importante. Para la economía española es fundamenta­l poder disponer de una banca sólida, sol vente y fiable, con capacidad para dinamizarl­a actividad a través del correcto funcionami­ento del flujo del crédito.

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