La Vanguardia

La mitad de Status Quo

RICK PARFITT (1948-2016) Músico británico

- PABLO CUBÍ

Era el tímido, pero jovial, el ingenuo, el último que entró en el grupo y sin embargo, con el tiempo se convirtió en la otra gran fuerza creadora de Status Quo junto al otro guitarrist­a, Francis Rossi. Suyos son algunos de los temas más emblemátic­os de la banda, como Whatever you want y Living on an island. La muerte de Rick Parfitt puede que no ponga punto final al grupo (en la última gira que recaló en España este otoño ya había sido sustituido), pero sin duda ya no será lo mismo.

Parfitt era el contrapunt­o perfecto de Status Quo, llegó a la banda a finales de los sesenta, después de haber pasado por varios grupos de variedades. Los otros miembros eran una mezcla explosiva. El bajista, Alan Lancaster, era un camorrista nato y el guitarrist­a y cantante principal, Francis Rossi, que ya despuntaba como líder, chocaba con frecuencia con él. Parfitt hizo de amortiguad­or. El cuarto en discordia era John Coghlan, el batería, que básicament­e se limitaba a tocar y beber durante todo el día.

Empezaron en la psicodelia de finales de los sesenta, con un tema de Rossi, Pictures of

matchstick men, que les llevó al número uno. El resto de la banda, en aquel momento y viendo la parte que se llevaba Rossi por los derechos de autor, se apresuraro­n también a componer. Parfitt se las arreglaba, pero Lancaster pronto descubrió que eso no era su fuerte y creó nuevas tiranteces, hasta el punto de que Rossi decidió atribuirle­s parte de los créditos para no tensar más la cuerda.

El verdadero boom del grupo llegó en los setenta. Su cambio a grupo de rock duro conectó enseguida con toda una generación que hizo que cada uno de sus discos fuera número uno: Dogs of two heads (1971), Hello

(1973), On the level (1975)... El punto culminante de aquella etapa llegó con Rocking all over

the world, una canción de John Fogerty que los Quo convirtier­on en suya y con las que barrieron en las listas de todo el mundo. Desde entonces ha sido su tema más emblemátic­o. Con él abrieron el Live Aid, el concierto benéfico de 1985, que se convirtió en su actuación más vista.

Para entonces el grupo ya había girado por completo. Del rock duro habían pasado a un tono más blues que había acabado de romper al grupo. Coghlan se había ido en 1982 como había llegado, bebido. Y los otros tres estaban tan hasta arriba de cocaína cada día que las disputas entre Lancaster y Rossi se hicieron insoportab­les. Parfitt ya no podía mediar. Él sí había convertido temas suyos en grandes éxitos del grupo –como Whatever you want o Rain– y Lancaster veía en él a otro enemigo. El bajista acabó dejando la banda.

Status Quo, con tres nuevas incorporac­iones, siguió siendo una banda, pero estaba claro que ya todo pilotaba sobre dos columnas, los dos guitarrist­as. Rossi se sentía a gusto con ese rubio de sonrisa permanente, un clásico Peter Pan que no quería problemas, sólo disfrutar de su ya larga colección de coches deportivos.

Tampoco la carrera del grupo volvería a la altura de los setenta. Otra versión, In the army now (1986) sería su último gran éxito mundial. Después continuaro­n esta línea con una carrera a base de versiones que se demostró bastante errónea artísticam­ente aunque un acierto económico. Sólo en los últimos años habían recuperado algo el pulso compositiv­o.

Parfitt, que tuvo que afrontar la muerte de su hija de dos años, ahogada en la piscina de casa, siguió con el botón automático. En 1997 tuvo un primer ataque de corazón. Los médicos le dijeron que dejara las drogas si quería vivir al año siguiente. Lo hizo... a medias, como él mismo reconocía en el libro sorprenden­temente sincero que escribió junto a Rossi.

Este otoño el corazón le dio un segundo aviso y ya se anunció que dejaba las giras definitiva­mente. Murió este sábado, en Marbella, donde tenía un lucrativo negocio inmobiliar­io.

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JONATHAN BRADY / EFE

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