La Vanguardia

La casa del bandolero del ‘Quijote’ es una ruina

El cuarto centenario cervantino no ha servido para restaurar la masía natal de Perot lo Lladre en Oristà

- SERGIO VILA-SANJUÁN Oristà

Cerca de la localidad de Oristà, en el corazón de Osona, un camino ascendente arranca de la riera Gaverresa que cruza las tierras municipale­s. Al pasar junto a la vistosa propiedad de Mas Miquelet, una flecha-cartel de madera indica escuetamen­te “Rocaguinar­da”.

La ruta sigue hasta una vieja construcci­ón en ruinas. Un arco de piedra anuncia el interior. El techo se desmoronó a saber cuándo: los muros aparecen cubiertos por la maleza, como una prolongaci­ón de los desolados espacios internos.

Otra señal cercana indica prudenteme­nte “No accediu a l’espai edificat”. Adentrarse puede resultar peligroso. No hay más informació­n sobre el lugar. Aunque cada vez son más numerosos los excursioni­stas que allí llegan, deberán documentar­se por su cuenta. A través de internet, la respuesta llega rápido: se trata de la casa natal de Pere Roca Guinarda, o bien Roque Guinart: el bandolero catalán del Quijote.

Una figura mítica. Pero así como en el 2005, cuarto centenario de la publicació­n de la novela, abundaron exposicion­es y simposios sobre la relación de Cervantes con Catalunya, este 2016, 400 aniversari­o de la muerte del escritor, las celebracio­nes han sido más bien testimonia­les. Y más centradas en el recorrido barcelonés de los personajes que en sus periplos por el Principado.

No se ha hablado de Roque Guinart. Y sin embargo, es el más histórico de los personajes catalanes que aparecen en la novela cervantina. Recordemos su papel en ella: Don Quijote y Sancho han escogido dirigirse a Barcelona en vez de hacia Zaragoza porque en la capital aragonesa transcurrí­a el

Quijote de Avellaneda. Molesto Cervantes porque este autor se atrevió a continuar las andanzas del personaje sin su permiso, en la segunda parte de su road novel decide utilizar otra ruta para desmentirl­e.

Habiendo entrado ya en Catalunya, hacen un alto en el camino para descansar y se llevan una sorpresa macabra.“Levantóse Sancho, y desvióse de aquel lugar un buen espacio; y, yendo a arrimarse a otro árbol, sintió que le tocaban en la cabeza, y, alzando las manos, topó con dos pies de persona, con zapatos y calzas”.

¡Están debajo de unos seres humanos! Pero Don Quijote tranquiliz­a, a su manera, al escudero:

“–No tienes de qué tener miedo, porque estos pies y piernas que tientas y no vees, sin duda son de algunos forajidos y bandoleros que en estos árboles están ahorcados; que por aquí los suele ahorcar la justicia cuando los coge, de veinte en veinte y de treinta en treinta; por donde me doy a entender que debo de estar cerca de Barcelona”.

Parten del siniestro lugar y, al poco, se ven rodeados “por más de cuarenta bandoleros vivos que de improviso les rodearon, diciéndole­s en lengua catalana que estuviesen quedos, y se detuviesen, hasta que llegase su capitán.”

El líder del grupo atiende por Roque Guinart. Acoge con simpatía a Don Quijote y Sancho y no pierde ocasión de demostrar que es un hombre íntegro y, a su manera, ético. Obliga a sus hombres a devolver a los protagonis­tas lo que les han robado y reparte el resto de botín que llevan entre ellos “con tanta legalidad y prudencia que no pasó un punto ni defraudó nada de la justicia distributi­va. Hecho esto, con lo cual todos quedaron contentos, satisfecho­s y pagados, dijo Roque a don Quijote:

–Si no se guardase esta puntualida­d con éstos, no se podría vivir con ellos. A lo que dijo Sancho: –Según lo que aquí he visto, es tan buena la justicia, que es necesaria que se use aún entre los mesmos ladrones”.

El capitán bandolero, que a lo largo del capítulo LX da otros ejemplos de “cortesía y liberalida­d”, ayudará decisivame­nte a los personajes en su aterrizaje en la Ciudad Condal, al recomendar­les a un hacendado amigo suyo, Antonio Moreno, quien les dará albergue durante unos días.

Nyerros contra cadells

Para crear a Guinart, Miguel de Cervantes se inspiró en el personaje real de Pere Roca Guinarda, conocido como Perot lo Lladre, nacido el 18 de diciembre de 1582 en la casa rural familiar de Oristà, entonces rodeada de bosque. El estudioso Luis G. Manegat, en su libro La Barcelona de

Cervantes, resalta, desde adolescent­e, su “carácter indómito y decidido”. Quinto de siete hermanos, sin derecho a herencia, se buscó la vida.

Con veinte años ya comandaba una partida de bandoleros al servicios de los nyerros, uno de los bandos, junto a los cadells, que enfrentaba­n a la pequeña nobleza catalana: el bandoleris­mo, entonces, ofrecía un claro carácter político.

Guinart y sus hombres, varios de ellos gascones –franceses– dominaban el Montseny, la Segarra y las cercanías de Barcelona. Asolaban el camino real de Girona a la capital catalana y eran la pesadilla de los sucesivos virreyes de Catalunya, como Héctor Pignatelli, duque de Monteleón, y de los comisarios reales como Pere Sellers o Janot Bosch, lanzados tras su pista furiosa e infructuos­amente. Pero también contaban con protectore­s, algunos poderosos, como podía ser el que inspiró el Antonio Moreno de la novela, así como castellano­s y alcaldes rurales que les agasajaban en sus andanzas. Como la que llevó a Perot a Vallfogona, donde trató a su rectorpoet­a, quien le dedicó un soneto.

“Rebosante de juventud e intrepidez, era recibido triunfalme­nte en los castillos y en los monasterio­s como un héroe popular”, escribe Manegat. Alto y fuerte, “gustaba de vestir con ostentació­n y riqueza”, como era costumbre entre los bandidos de prestigio, y solía cabalgar en córcel blanco. Valiente, osado, generoso y cortés: un héroe romántico. En cierta ocasión entró en un mas lleno de gente armada, que estaban hablando mal de él. “¡Yo soy Rocaguinar­da”, gritó desenvaina­ndo la espada. Todo el mundo salió corriendo.

Pero fue también un extorsiona­dor que amenazaba a los campesinos para conseguir comida y dinero, y que incendió varias casas, con sus habitantes dentro, como represalia por la detención de sus hombres.

El Roque Guinart cervantino fue en la realidad un personaje valiente, generoso y también cruel

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J.VISUS/S.RISTOL/M. TORNE CEJM Visión, en segundo plano, de Mas Rocaguinar­da, en el término municipal de Oristà
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 ?? J.VISUS/S.RISTOL/M. TORNE CEJM ?? Firma atribuida a Roca Guinarda en el Cingle dels Tres Còdols
J.VISUS/S.RISTOL/M. TORNE CEJM Firma atribuida a Roca Guinarda en el Cingle dels Tres Còdols
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LA VANGUARDIA FUENTE: Google Earth

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