El gran adiós
Murieron los mitos Cruyff y Ali y conmovió la tragedia del avión
En poco más de dos meses de diferencia de esta pasada primavera, la mitología deportiva perdió a dos referentes. Dos ídolos populares. Dos deportistas que marcaron una época y dejaron huella en sus disciplinas: Johan Cruyff y Muhammad Ali. El flaco falleció, a los 68 años, el 24 de marzo en Barcelona, después de batallar durante cuatro meses contra un cáncer de pulmón, diagnosticado el 19 de noviembre. El más grande de los boxeadores, The Greatest, murió el 3 de junio a los 74 años en Phoenix tras varios días ingresado por problemas respiratorios. Desde 1984 sufría Parkinson.
La defunción de Cruyff fue un mazazo para el barcelonismo, que quedó inmerso en un estado de decaimiento anímico, depresivo, huérfano de uno de sus padres. De este bajón emocional pareció contagiarse también el equipo de Luis Enrique, que vivió el bache más doloroso de resultados, con cuatro derrotas en cinco partidos, entre ellas la del clásico (1-2), la noche que el Camp Nou homenajeaba a su maestro y guía espiritual, y la eliminación de la Champions en cuartos de final ante el Atlético.
Sin embargo, la muerte de Johan tuvo un efecto –por lo menos temporal– de reencuentro de las familias del barcelonismo. Todos los ismos históricamente peleados olvidaron sus guerras, sus procesos judiciales y rencores, reunidos ante la figura de Cruyff en la capilla ardiente del Camp Nou. De hecho, todos los expresidentes, Agustí Montal, Raimon Carrasco, Josep Lluís Núñez, Joan Gaspart, Enric Reyna, Joan Laporta y Sandro Rosell, y el presidente actual, Josep Maria Bartomeu, firmaron una carta conjunta glosando la figura de Johan y agradeciendo su legado.
Un personaje clave en la historia del Barça, como jugador (1974-78), por su inconformismo, por su actitud desacomplejada y desafiante con el régimen franquista, por romper esquemas, y posteriormente como entrenador (1988-96), por ser el padre del dream team, por ganar la primera Copa de Europa para el club (1992), por inventar el fútbol moderno al servicio del espectáculo y sentar las bases de la filosofía de juego ofensivo y de toque que ha vertebrado al Barça desde entonces y se ha convertido en marca de la casa. Por ser un icono social, un revolucionario y un referente para el país, el club y multitud de entrenadores que se inspiraron en su estilo.
“Johan es de todos”, agradecía Jordi Cruyff las muestras de estima y respeto hacia su padre, que recibía, a título póstumo, la Medalla de oro al mérito deportivo de la ciudad de Barcelona, y daba su nombre al estadio del Ajax, el otro club de su vida, con el que ganó su primer Balón de Oro y tres Copas de Europa.
Tan grande en el boxeo como Cruyff en el fútbol, como ídolo de masas, como activista social en favor de los afroamericanos y el islam, como influyente cultural, fue Cassius Clay, nombre que abandonó al abrazar el islam en 1964 por el de Muhammad Ali, como fue conocido popularmente. Además de los tres títulos de los pesos pesados, con 56 victorias y 5 derrotas, Ali se proclamó campeón olímpico en Roma 1960 siendo amateur. Con un boxeo elegante, provocador y espectacular, Ali está considerado el mejor púgil de todos los tiempos. Dejó para la historia combates míticos contra Sonny Liston, Joe Frazier, George Foreman y Ken Norton. Seis de sus peleas fueron consideradas las mejores del año por la revista The Ring.
Fuera del cuadrilátero, Ali se erigió en una figura de gran influencia social por ser un activo defensor de las minorías en los EE.UU., por su oposición al reclutamiento para la Guerra de Vietnam o por su labor humanitaria y benéfica una vez retirado. “Fue más grande que su propia leyenda”, dijo el expresidente Bill Clinton entre un sinfín de condolencias.
La tragedia también visitó al mundo del deporte con golpes dolorosos en forma de accidentes. El 3 de junio se dejó la vida en la curva 12 del Circuit de Barcelona-Catalunya el piloto mallorquín de Moto2 Luis Salom, de 24 años. Es la primera muerte en el Mundial desde la de Marco Simoncelli en Malasia en el 2011.
El año se despedía con la tragedia aérea de Los Andes, en la que fallecieron 71 de los 77 pasajeros del vuelo que desplazaba al Chapecoense hasta Medellín para disputar la final de la Copa Sudamericana. Murieron 22 futbolistas, además de directivos, familiares y periodistas. Sólo sobrevivieron tres futbolistas. El Chape fue declarado campeón póstumo del torneo.