¿Cuánto pesa tu mochila de CO2 al viajar?
El ferrocarril es el modo de transporte menos contaminante: emite hasta cinco veces menos que un coche y diez veces menos que el avión
El cambio climático es el reto que marca nuestra era”. Con esta contundencia se pronunciaba el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, tras la aprobación del acuerdo de París el pasado 12 de diciembre de 2015, el primero de ámbito universal sobre cambio climático. Los países coinciden: hay que asegurar el futuro del planeta. Y los medios de transporte tienen mucho que decir a esta cuestión de prioridad mundial.
En España, la contaminación ya genera reacciones para atajar el problema medioambiental. Sin ir más lejos, el Ayuntamiento de Madrid activó la semana pasada el ‘Escenario 1’ por contaminación, que limita la velocidad y el uso de vehículos, restringiendo a la vez la práctica de ejercicio al aire libre. En Barcelona, por su parte, el Área Metropolitana de la provincia ha presentado un protocolo de actuación que incluye medidas de restricción de circulación de automóviles. Un informe del Banco Mundial revela cifras impactantes: el coste sanitario asociado a la contaminación atmosférica fue de casi 45.000 millones de euros en España en 2013, una cantidad equivalente al 3,5% del PIB. No menos preocupante es la muerte prematura de casi 15.000 personas que podría asociarse a estas causas en el mismo año.
DESTINO DEL TREN: CERO EMISIONES
Cada día, 400.000 personas de media viajan por la red de cercanías y regionales de Renfe en Catalunya. Entre los usuarios, las expectativas o preocupaciones cuando se dirigen a la estación para subir al tren son plurales: la puntualidad del servicio, la comodidad de los vagones, la accesibilidad en la estación, el correcto funcionamiento de los sistemas de información, el precio... ¿y la reducción del impacto medioambiental?
El ferrocarril es el modo de transporte menos contaminante si se analiza su huella de carbono: emite entre tres y cinco veces menos que un vehículo y entre siete y diez veces menos que el avión. En los últimos 25 años, Renfe ha reducido las emisiones de CO2 un 56%, para situarse en 24gr de CO2 por unidad transportada. A corto plazo, el objetivo de la operadora pasa por la reducción continua de sus emisiones unitarias hasta situarse en 2020 por debajo de los 20gr de CO2. De
Renfe ha reducido las emisiones de CO en
2 un 56% en los últimos 25 años
alcanzarse este hito, la operadora rebajaría hasta en un 57% las previsiones enmarcadas en el Procotolo de Kyoto. Del mismo modo, la emisión unitaria del tren para ese año sería, como mínimo, cinco veces menor que la propuesta de la Comisión Europea para los automóviles, que la sitúa en 95 gr de CO2.
“La principal aportación de Renfe a la movilidad sostenible es ser una alternativa real a otros modos de transporte, menos sostenibles”. La operadora asume su compromiso de convertirse en un medio de transporte de cero emisiones. Coger el tren es un gesto sostenible. Por ejemplo, el número de viajeros de Renfe en Catalunya durante 2016 equivale a 91 millones de circulaciones de vehículos, y a dos millones de autobuses.
MENOS PESO EN LA MOCHILA
Como consecuencia, el uso del tren por parte de estos usuarios ha comportado un ahorro de 1,3 millones de toneladas de CO2 emitidas a la atmósfera, y de 470 millones de euros en costes externos, de los que cerca de 200 corresponden al cambio climático y 110 a la contaminación atmosférica local. Los números son una manera sencilla de entender cómo un gesto cotidiano, el de subirse a un tren, contribuye al cuidado del planeta. Números como este: el movimiento de usuarios en los servicios de Renfe en Catalunya durante 2015 evitó la circulación de más de 68 millones de automóviles en el área metropolitana de Barcelona. O este otro: los trenes de alta velocidad entre Barcelona y Madrid significaron la circulación de 1,5 millones de coches y de 15.000 aviones menos. Tomando como referencia estos tres vehículos en un trayecto entre ambas capitales, un pasajero en avión “carga con una mochila” de CO2 de 70 kg; en coche, el
peso disminuye hasta los 63 kg, y en tren, hasta los 13 kg.
UN VIAJE SOSTENIBLE
Los trenes de Renfe están impulsados con energía eléctrica, lo que posibilita a la operadora utilizar energías renovables a diferencia de otros medios de transporte. Los beneficios tanto para el medio ambiente como la población son claras: se reduce la emisión de contaminantes atmosféricos que afectan a la salud, como los óxidos de azufre y de nitrógeno, el monóxido de carbono o los compuestos orgánicos volátiles. El consumo eficiente de energía también reduce los costes. Gracias a los avances tecnológicos algunos convoyes devuelven a la red entre un 6 y un 10% de la energía en Alta Velocidad y hasta un 40% en Cercanías.
Otro de los factores que influyen positivamente en la reducción del impacto ambiental es la conducción económica de los
La aportación de Renfe a la movilidad sostenible es ser una alternativa real a otros modos
maquinistas, que puede comportar ahorros energéticos de hasta un 30% en algunos trayectos. La capacidad para transportar un número elevado de personas también implica un menor consumo de energía, al producirse un mejor aprovechamiento de las plazas que en los medios de transporte privados. Por último, el ferrocarril disminuye la contaminación acústica y reduce el espacio físico que ocupa en el territorio, entre dos y tres veces menos por unidad transportada que las carreteras. En este sentido, una línea de ferrocarril tiene una capacidad de transporte seis veces mayor que las infraestructuras para el transporte con autobús y 45 veces mayor en el caso de los automóviles.
INNOVACIÓN FUTURA
Para cumplir con los objetivos marcados, el camino es la innovación. Más allá de las medidas ya adoptadas, Renfe trabaja en diferentes proyectos centrados en potenciar la eficiencia energética de sus trenes. En este sentido, la operadora ya analiza las ventajas de nuevos métodos de tracción alternativos al combustible para líneas no electrificadas en España que actualmente funcionan con tracción diesel. A inicios de 2017, Renfe, en cooperación con Gas Natural y Enagás probarán en Asturias el primer tren de viajeros que se impulsa con gas licuado. Otro de los proyectos futuros plantea el uso de una pila de combustible de hidrógeno.