Ruinas ideológicas
En sus Memorias de ultratumba, François-René de Chateaubriand advertía la secreta inclinación por las ruinas en la naturaleza de los hombres. Se refería a la nostalgia por la belleza arrebatada por el paso del tiempo, el halo de misterio que rodea toda arquitectura vencida y aquellos ideales que se ven erosionados por el viento de lo nuevo, hasta quedar en desuso. De hecho, las memorias de Chateaubriand pueden ser leídas como literatura en pos de las ruinas que emergen del pasado como los objetos que flotan tras el hundimiento de un barco.
En la dirección opuesta de la visión poética de Chateaubriand, hoy, cuando quedan pocos días para que dejemos atrás el año 2016 y celebremos la entrada del nuevo año, podemos afirmar que hemos vivido el año de la recuperación de ruinas ideológicas que creíamos ya destruidas. El retorno de la xenofobia, el racismo, la recuperación del papel de la frontera como demarcación para evitar la entrada de los nuevos bárbaros sintetizada en la imagen de los refugiados sirios, la islamofobia, el aislacionismo de Trump, el antieuropeísmo, el deseo por la insurgencia social o la activación de la multitud para ir contra las normas básicas de convivencia son la expresión del regreso de formas políticas que considerábamos ya demolidas y obsoletas.
El 2016 será recordado por el auge de la extrema derecha y la extrema izquierda en Europa. Nadie se libra del afán recuperador de ruinas morales como respuesta a los males que nos azotan. Una reconstrucción basada en ocultar las viejas estructuras totalitarias tras la fachada de lo nuevo para llegar al corazón de los pueblos. En pocos años hemos pasado del optimismo que nos propiciaban los avances tecnológicos, científicos y sociales al pesimismo más extremo donde se apuesta por destruir lo construido. Proclamar la purificación de la política a través de la antipolítica. Destruir lo realizado para que vuelvan a dominar en el paisaje las ruinas ideológicas, ahora vendidas como nuevas edificaciones desde las que poder vencer el miedo.
La idea central que nos proponen es volver a la oscuridad para, de este modo, poder vencer a las sombras que son inherentes en toda sociedad iluminada por las libertades.